“Notre Dame du Port" en Clermont-Ferrand (1100-1150) Se realizó sobre un terreno en el que previamente había otra iglesia que fue destruida por los normandos en el siglo IX, su reconstrucción se inició hacia 1100.
Es considerada como el prototipo de la arquitectura románica de Auvernia: planta basilical con tres naves, transepto sobresaliente con dos absidiolos semicirculares y ausencia de capilla axial. La nave central, cubierta con una bóveda de cañón continua sin arcos fajones, se halla dividida en cinco tramos por pilares cuadrados o circulares alternos que disponen de tres o cuatro columnas adosadas.
El alzado consta de dos pisos, con tribunas muy iluminadas y abovedadas en cuarto de esfera que se encuentran reforzadas por un arco fajón de medio punto en cada tramo, y se abren a la nave mediante arcos túmidos con tres lóbulos de influencia árabe. Sólo el tramo adyacente al crucero posee arcos de medio punto.
El ábside central tiene girola y está muy abierto por vanos que dan mucha luminosidad.
Las naves laterales, cubiertas por bóvedas de arista, también presentan anchos vanos que contribuyen a la iluminación indirecta de la nave central. En el crucero se alza una cúpula con trompas contrarrestada, al norte y al sur, por un estrecho tramo con bóveda de cuarto de cañón de una altura muy inferior.
El coro dispone de una bóveda de cascarón más baja que la de la nave. El fondo, muy cuidado, cuenta con esbeltas columnas coronadas por capiteles sobre los que se apoyan unas arcadas peraltadas y las ventanas con arquerías que iluminan el coro. En el exterior, los volúmenes se distribuyen de forma muy equilibrada y la presencia de contrafuertes se ve aligerada por las cornisas y modillones esculpidos, así como por la rica decoración policroma de los muros.
El transepto, bastante estrecho, está marcado en el exterior por un cuerpo oblongo que domina los tejados e incluye la cúpula rematada por un campanario poligonal. La nave se divide en cinco tramos, bien definidos exteriormente por los vanos ciegos tripartitos de la parte superior de los muros, que corresponden a las arcadas ciegas de la parte inferior. Esta decoración se completa con los modillones de rollos situados bajo la cornisa.
El edificio se construyó con piedra arenisca, pero sobre las grandes arcadas y el crucero se colocaron guijarros cubiertos de mortero formando alvéolos.
El escultor que se encargó de la decoración de relieves fue Robertus o Rotbertus. Los restos que nos han llegado están en mal estado. Uno de los pórticos muestra a Cristo en majestad sobre un friso en forma de frontón que muestra escenas de la infancia de Cristo: la adoración de los magos.
Tiene también decoración en los capiteles.
“Santa Fe de Conques” A mediados del siglo XI en el monasterio carolingio de Santa Fe de Conques se realiza una renovación completa sobre una obra anterior. La nueva iglesia fue emprendida por el abad Odolrico entre los años 1030-1065. Es una iglesia de peregrinación en la que se expone el “Relicario de Santa Fe” y se venera el cuerpo de la santa.
Planta de cruz latina de tres naves con transepto. La nave central se cubre con bóveda de cañón con arcos fajones, y tiene una bóveda octopartita sobre trompas y elevada sobre un cimborrio octogonal en la zona del crucero. Las naves se separan por arquerías de arco de medio punto peraltado que descansan sobre pilares compuestos. Las naves laterales se cubren por bóvedas de crucería.
Tiene 3 ábsides, el central de mayor tamaño que los laterales. En el ábside central tiene una gran girola sobre columnas y a él se abren 5 absidiolos.
Sobre las naves laterales se extiende la tribuna cubierta por bóvedas de cuarto de esfera que recogen el peso de la bóveda central, pero sobre ella no se abren ventanas, la luz entra por las ventanas del muro de la tribuna.
Aparecen capiteles con decoración de soldados.
La fachada Occidental de la Iglesia se enmarca por dos torres.
El pórtico presenta decoración escultórica con el tema del “Juicio Final”: en el centro la figura en mayor tamaño de Cristo, a su izquierda los condenados y a su derecha los que se salvan.
Los cuerpos tienen formas redondeadas, diferenciándose su estilo del maestro de Cluny III (Vezelay y Autun), y se acercan más al estilo de Santiago de Compostela lo que ha hecho pensar que se trata del mismo autor.
En este caso, la escena se dispone y se adapta al marco arquitectónico a través de una serie de bandas horizontales, lo que marca el inicio de una forma de realizar los tímpanos distribuyéndolos en franjas horizontales que se generalizará en el Gótico.
La representación está presidida por la figura del Cristo en majestad, esto es, la Maiestas Domini heredada del Pantócrator. Dicha figura queda enmarcada en una mandorla, y sirve de lugar central en torno al que se sitúa, a la derecha, el Paraíso con los elegidos; y a la izquierda, el Infierno con los condenados.
La figura de Satanás aparece castigando los siete pecados capitales: Envidia, Lujuria, Ira, Gula, Avaricia, Soberbia y Pereza. Un conjunto de seres monstruosos y grotescos deambulan abigarrados haciéndole ver al fiel que el pecado les llevará a la peor de las pesadillas.
A la derecha de Cristo los que alcanzan la Gloria: La Virgen María, San Pedro, Odorico fundador de la Abadía y todos aquellos que dieron su limosna para la construcción.
Bajo los pies de Cristo aparece la Resurrección de los muertos y el Purgatorio, un joven es arrancado de las manos del diablo por el Arcángel San Miguel, que lo encamina hacia la puerta del Cielo.
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