PAOLO UCCELLO (Florencia 1397-Florencia 1475) es un pintor florentino cuya obra intentó conciliar dos estilos artísticos distintos: la esencia decorativa de estilo gótico tardío y el nuevo estilo heroico de principios del Renacimiento. Su apodo Uccello procede de su querencia por pintar pájaros. Era hijo de Dono Di Paolo, barbero y cirujano de Pratovecchio, cerca de Arezzo, que adquirió la ciudadanía florentina desde el 1373; el nombre de su madre era Antonia di Giovanni del Beccuto.
Con 10 años (1407) ya era aprendiz en el taller del escultor Lorenzo Ghiberti, que estaba entonces trabajando en las puertas de bronce para el Baptisterio de la catedral de Florencia. En 1414 Ucello se unió a la cofradía de pintores (Compagnia di San Luca), y el año siguiente se convirtió en un miembro más del Arte dei Medici e degli Speziali, el gremio oficial de pintores florentinos. Se debió establecer entonces como pintor independiente, aunque no hay ninguna indicación clara de su primera formación como pintor, pero se sabe que mantuvo una gran amistad con Donatello.
De 1425 a 1431, Uccello trabajó en Venecia como maestro de mosaicos. Toda su obra en Venecia se ha perdido y los planes para reconstruirla no han tenido éxito. Uccello pudo volver a Florencia gracias al encargo de una serie de frescos para el claustro de San Miniato al Monte que representan escenas de leyendas monásticas. En ellos hay una fascinación por los esquemas del estudio de la perspectiva que habían aparecido en Florencia durante estancia veneciana de Uccello y con un tratamiento simplificado y más monumental de las formas derivadas de la reciente escultura de Donatello y de Nanni di Banco.
Sus dibujos indican una mente meticulosa, analítica, muy interesada en la aplicación de las leyes científicas a la reconstrucción de los objetos en un espacio tridimensional. En estos estudios probablemente contó con la colaboración del matemático Paolo Toscanelli. Los estudios sobre la perspectiva de Uccello influyeron en los tratados de arte renacentista de artistas como Piero della Francesca, Leonardo da Vinci y Alberto Durero. Uccello aparentemente llevó una existencia cada vez más solitaria durante sus últimos años y no dejó escuela.
Paolo Uccello durante mucho tiempo fue considerado uno de los grandes artistas del Renacimiento, principalmente por su papel en el establecimiento de nuevas formas de representación de la perspectiva, lo que se convirtió en un componente importante del estilo renacentista. El biógrafo del siglo XVI Giorgio Vasari dice que Uccello estaba "intoxicado" por la perspectiva y que fue un «gran pintor florentino, que, dotado de un sofisticado ingenio, se complació en investigar los complicados mecanismos y las extrañas obras del arte de la perspectiva; y consagró tanto tiempo a esta tarea, que si hubiera dedicado el mismo esfuerzo a las figuras (pese a que las ejecutaba bien) habría conseguido ser aún más único y admirable». Usó la perspectiva para crear la sensación de profundidad en sus pinturas y no, como sus contemporáneos, para narrar historias diferentes o que se suceden en el tiempo. Historiadores posteriores encontraron el encanto único y el genio decorativo mostrado por sus composiciones como un aporte aún más importante. Aunque muchas de sus obras estén en estado ruinoso, se manifiestan en ellas las inmensas dificultades que enfrentaron los artistas de su tiempo en el aprovechamiento de los nuevos descubrimientos, sin renunciar a lo mejor del arte tradicional.
"Retrato de un hombre" (1430’, temple sobre tabla, National Gallery of Art, Washington). A principios del siglo XV el perfil era el tipo más favorecedor de retrato, en parte debido a que las características más destacadas se pueden delinear con más precisión en una vista lateral. Así, en este ejemplo, aunque es difícil juzgar la expresión o el estado de ánimo del aristócrata desconocido, tenemos un registro exacto de su apariencia física.
Esta pintura se puede vincular con el retrato del mismo tipo que hizo Masaccio y que se encuentra en Boston como con otro retrato atribuido a Paolo Uccello que se encuentra en Chambéry; por lo que algunos atribuyen a Masaccio estos retratos.
Claustro Verde de Santa María Novella (1432-1436)
Los primeros frescos de Ucello, ahora muy dañados, están en el Claustro Verde de Santa Maria Novella, llamado así por los matices verdes de los frescos que cubrían sus paredes y que representan episodios de la creación. Estos frescos, marcados por una preocupación generalizada por las formas lineales y elegantes así como por su característico estilo como paisajista, están acorde con la tradición del gótico tardío que todavía predominaba a principios del siglo XV en los estudios de florentinos.
La Creación, Este fresco ha sido recientemente restaurado y trasladado a lienzo, en él Uccello pintó la creación de los animales y la creación de Adán, y junto a él podemos ver la creación de Eva y el pecado original. Pintado en "verde terra" (un tipo especial de pigmento de óxido de hierro y ácido silícico) que da al claustro su nombre, estos frescos nos presentan algunas de las principales características del estilo de Uccello: la influencia predominante de Ghiberti, visible principalmente en la figura austera de Dios Padre, así como se ven reflejados los caracteres de las Puertas del Paraíso del Baptisterio de Florencia, que se mezclan aquí con detalles que vienen directamente de la pintura de Masaccio, como el dibujo del cuerpo desnudo de Adán, o de Masolino tales como la cabeza de la serpiente en la escena del Pecado Original .
La construcción global de las escenas está diseñada de acuerdo a un plan geométrico muy preciso, de modo que los contornos a veces coinciden con las formas del marco, véase el brazo del Adán de la Creación que sigue la curva del arco en el que se enmarca la pintura. Mezclado con este aspecto geométrico encontramos elementos que pertenecen al gótico tardío, como la descripción cuidadosa de detalles naturalistas: las rocas con aristas vivas del paisaje desértico en la Creación, o los árboles cargados de frutos y hojas en el Pecado Original.
El Diluvio Universal: Después de un breve viaje a Padua en 1447, Uccello volvió al Claustro Verde de Santa Maria Novella. En un fresco que muestra el Diluvio y la retirada de las aguas Uccello presentó dos escenas separadas pero unidas por un sistema de perspectiva que refleja la influencia de los relieves contemporáneos de Donatello en Padua. Así representa las historias de la vida de Noé, incluyendo el Diluvio y la retirada de las aguas, El sacrificio de Noé y su embriaguez. Desde Vasari todos los críticos siempre han alabado la composición y la complicada perspectiva de estas escenas. Especialmente el fresco que muestra el Diluvio en la que magistralmente refleja "los cadáveres, la tormenta, la furia de los vientos, los relámpagos, los árboles que se rompen y el temor de los hombres" (Vasari). El escorzo excepcional del arca en esta escena, aunque inspirado en un relieve de Donatello, muestra claramente la originalidad Paolo Uccello, que fue capaz de interpretar las reglas de la perspectiva realizadas por Alberti.
Las formas humanas en el Diluvio, especialmente los desnudos, son una reminiscencia de las figuras de los frescos de Masaccio en la Capilla Brancacci (1425), tal vez la más influyente de todas las pinturas de principios del Renacimiento, pero el conjunto sugiere nuevamente un Uccello de formación gótica. Más que cualquier otra pintura de Uccello, El Diluvio muestra las dificultades que él y sus contemporáneos enfrentaron al tratar de asimilar el rápido desarrollo del estilo heroico del Renacimiento a uno más viejo, el estilo decorativo de la pintura propio del siglo XIV.
A la izquierda del fresco Uccello representa las tormentas que provocaron el Diluvio, así como los daños y las muertes causadas por el agua. Es una de las primeras representaciones realistas de una tormenta en el arte occidental.
Tras la escena de la retirada de las aguas, representa el Sacrificio de Noé y su embriaguez, están en muy mal estado pero deben haber sido igualmente magistrales. Aquí también hizo gala de su maestría en el arte de la perspectiva, y Vasari alabó principalmente su interpretación de "Dios Padre, que aparece sobre el sacrificio ofrecido por Noé y sus hijos. De todas las figuras humanas que Ucello pintó, ésta debe haber sido la más difícil, ya que la representa con la cabeza en escorzo y es tan realista que parece estar en relieve".
Pinturas de la galería superior de San Miniato al Monte (1435, fresco, San Miniato al Monte, Florencia)
Uccello pintó escenas de la vida de los santos ermitaños en la galería superior del claustro de San Miniato al Monte. Una sensación de abstracción impregna estas escenas, en la actualidad no queda más que un grupo de fragmentos, el resto de desvaneció y las imágenes son casi indescifrables, aunque podemos ver unas cuantas estructuras arquitectónicas mostradas en la perspectiva correcta junto con algunos monjes. La imagen muestra un fragmento que representa a un ángel.
"Predela Quarate" (1435-1440, temple sobre tabla, Museo Arcivescovile, Florencia). La predela, hoy en el Museo Arzobispal de Florencia, pertenecía a un retablo que se ha perdido pero fue pintado originalmente para la iglesia de San Bartolomeo en Quarate. Es estilísticamente cercana a los frescos de Prato, y consta de tres escenas: San Juan en Patmos, la Adoración de los Reyes Magos y los Santos Juan y Ansano.
Aunque algunos estudiosos no creen que sea obra de Uccello, aunque se puede colocar cronológicamente en el grupo de pinturas aceptadas como posible obra de Uccello.
Como algunos críticos han señalado, la predela Quarate muestra el mismo interés por la narrativa, los colores vivos y la descripción de los detalles típicos de la producción de Uccello en los años en que estaba trabajando en los frescos de Prato (1435-1440).
En la elección de los colores Uccello parece haber dado rienda suelta a su fantasía; de hecho, como señaló Vasari: "no prestó mucha atención a la regla de consistencia en el color, como era habitual en la pintura de historias, porque pintó los campos azules, las ciudades en rojo y los edificios del color que a él le parecía".
Frescos de la Catedral de Prato (1435). Alrededor de 1435 Paolo Uccello comenzó a trabajar en las historias de la vida de la Virgen y de San Esteban en la Capilla de Nuestra Señora de la Asunción en la Catedral de Prato. Pintó las escenas de la Disputa de San Esteban, el Nacimiento de la Virgen y su presentación en el templo, así como la Lapidación de San Esteban, que fue completada por Andrea di Giusto junto con otras escenas en la zona inferior como el Hallazgo del Cuerpo de San Esteban y los Desposorios de la Virgen.
Muestran una organización compositiva perfecta, creada a través de un modelo de perspectiva precisa que coloca los edificios elegantes y sencillos y las numerosas figuras humanas dentro de un ritmo espacial equilibrado. Cada uno de los personajes tiene una expresión diferente evidencia de una investigación sobre las características faciales que más tarde se convertirá en típica de la pintura de Uccello. En la escena de la Disputa de San Esteban, por ejemplo, el bello rostro del santo y las de los personajes de pie a su alrededor son retratados con expresiones muy marcadas, en algunos casos incluso grotescas, en un intento de dar a cada uno características individuales. Detrás de este grupo de figuras hay una construcción arquitectónica que recuerda a los edificios de Brunelleschi.
La exactitud y perspectiva perfecta del dibujo de este edificio se repite también en las construcciones en el fondo de la Lapidación de San Esteban, y por esta razón están correctamente atribuidas a Uccello; la escena del martirio de Esteban, por su parte, es la obra de Andrea di Giusto .
Las mismas características que en la Disputa de San Esteban son notables en la escena de la Natividad de la Virgen, en la pared derecha de la capilla. Aquí también, como en los frescos en el Claustro Verde, nos encontramos con la misma tendencia a crear formas geométricas, tanto en los detalles decorativos como en los rostros de los personajes. Otro elemento muy importante relacionado con los frescos de Ucello en toda la capilla es su talento narrativo, evidente en la descripción de los detalles y la viveza de los colores brillantes.
Paolo Uccello se considera también el autor de los cuatro santos del arco de la entrada y de los quince medallones con cabezas en el friso que rodea los frescos. Las cuatro Virtudes en el techo de la capilla, a veces atribuidos a Uccello, probablemente no son suyos.
Monumento Funerario a Sir John Hawkwood (1936, fresco, Catedral de Florencia).
En 1436 los administradores de la Opera del Duomo en Florencia encargaron a Paolo Uccello pintar un fresco en la catedral, una pintura que conmemorara al soldado de fortuna Sir John Hawkwood (Giovanni Acuto para el italiano), fallecido en 1394; Hawkwood había conducido las tropas florentinas a la victoria en la batalla de Cascina (1364). El fresco fue restaurado en 1524 por Lorenzo di Credi, que añadió el marco elegante con decoración grutesca.
En él hace un tratamiento totalmente escultural del caballo y el jinete, expresando en la figura una energía potencial y controlada desde dentro que muestra el deseo de Uccello de asimilar el nuevo estilo del Renacimiento que había nacido en Florencia.
El fresco es un espléndido ejemplo de cómo Uccello utiliza los nuevos medios de expresión, la perspectiva y las formas escultóricas de una manera totalmente personal, y sumando a ellos el efecto monocromático de "terra verde", el pintor ha conseguido crear la ilusión de una estatua de pie sobre un pedestal. La base se muestra en escorzo, con el fin de ser visto correctamente desde abajo, mientras que el guerrero en su caballo se dibuja en perspectiva frontal completa. Este uso aparentemente contradictorio de las reglas de la perspectiva ha dado lugar a innumerables debates y es una prueba más de la originalidad del lenguaje de Uccello. El movimiento natural del caballo, que mueve sus dos piernas derechas al mismo tiempo, se señaló como un grave error por Vasari, pero se justifica por la consistencia de la construcción en perspectiva de Ucello.
En el Monumento a Sir John Hawkwood también hay algunos elementos derivados de la pintura de Masaccio, como la base, muy similar a la de la Trinidad, y el relieve escultórico del caballo y el jinete creado con fuerte claroscuro. Y además, como en todas las obras de Masaccio, la luz proviene de la izquierda y es muy natural. Pero hay otros tantos elementos que distinguen claramente de arte de Ucello del de Masaccio: el realismo de Uccello es mucho más analítico que sintético, en otras palabras, es más similar al estilo gótico tardío que a Masaccio. El realismo analítico de Uccello combina muy bien con su geometrización de las formas, lo que contribuye al efecto general de abstracción transmitido por sus obras. En otras palabras, las composiciones de Paolo son más abstractas y simbólicas que naturales: esta pintura es más una representación de la idea de un guerrero que un guerrero de carne y hueso.
Los administradores de la Opera del Duomo no apreciaron el fresco en absoluto y ordenaron a Uccello pintarlo de nuevo, lo que el artista hizo. No sabemos exactamente qué cambió, pero probablemente sólo bajó el tono de los colores, que se consideraban demasiado extraños.
"Retrato de mujer" (1440’, temple sobre tabla, Metropolitan Museum of Art, New York). La identidad del pintor de este retrato no es clara. Se atribuye a Filippo Lippi, a su discípulo Fra Diamante, a Giovanni di Francesco, a Fra Carnevale, a un seguidor de Paolo Uccello y al mismo Uccello.
El pintor de este retrato tomó como referente el Retrato de un hombre y una mujer de Filippo Lippi, pero está muy acorde con la fascinación de Uccello por la geometría, y muestra un tipo femenino de clase media muy del gusto del pintor y utiliza su típico gesto severo.
"Retrato de un hombre joven" (1440-1442, óleo sobre lienzo, Musée des Beaux-Arts, Chambéry)
Antiguamente atribuido a Masaccio, desde finales de 1920 se considera que el autor de este retrato es Paolo Ucello. En 1997, se dijo que la autoría podría ser de Domenico Veneziano. Esta atribución no ha ganado apoyos pero la autoría de Ucello está en duda.
Vidrieras de la Catedral de Florencia: Resurrección y nacimiento de Cristo (1443-1445, vidriera, Catedral de Florencia). No mucho tiempo después del Monumento a Sir John Hawkwood, la Opera del Duomo encargó a Ucello los diseños de tres vidrieras: la resurrección, el nacimiento de Cristo y la Anunciación, que fue destruido en 1828, para el óculo del tambor de la cúpula, así como la decoración de la esfera del reloj en la fachada interior de la Catedral.
En los dibujos para las vidrieras nos encontramos con toda claridad la influencia de Ghiberti y Donatello. En la escena de la Resurrección, mucho más que en el nacimiento de Cristo en el que la composición se construye de acuerdo a un patrón básicamente anticuado, Ucello dio una prueba más de su originalidad: el dramático acontecimiento se transforma en una visión fantástica y ésta sensación de irrealidad se ve acentuada por los colores puros del vidrio. En el centro de la composición está Cristo resucitado, con su cuerpo arqueado y fuertemente tridimensional; por debajo de él, la tumba abierta se muestra en escorzo, perspectiva que todos los académicos han elogiado como el primer experimento de este tipo en vidrio. A ambos lados de Cristo están los soldados, con sus armaduras con elaboradas decoraciones geométricas; cada uno de ellos lleva un mazzocchio, el tradicional tocado redondo florentino, un detalle que Uccello utiliza una y otra vez en sus pinturas, y que se muestra desde diferentes ángulos y elaborado en perspectiva.
La segunda vidriera muestra la Anunciación
"Cabezas de Profetas" (1443-1445, fresco, Catedral de Florencia). Uccello realizó las cuatro cabezas masculinas, generalmente llamados profetas, a partir de cuatro medallones diseñados en perfecta perspectiva. Los terminó el 22 de febrero 1443, y en ellas, como en los dibujos realizados para las vidrieras, nos encontramos con toda claridad la influencia de Ghiberti y Donatello.
La imagen muestra la cabeza en la esquina superior izquierda del reloj.
La imagen muestra la cabeza en la esquina superior derecha del reloj.
La imagen muestra la cabeza en la esquina inferior izquierda del reloj.
La imagen muestra la cabeza en la esquina inferior derecha del reloj.
"Retrato de mujer" (1450’, óleo sobre lienzo, Metropolitan Museum of Art, Nueva York)
Entre los retratos que se han atribuido a Uccello, el más similar al resto de sus obras es éste Retrato de una dama del Museo Metropolitano de Nueva York: las características suaves de la hermosa mujer (supuestamente Elisabetta di Montefeltro, esposa de Roberto Malatesta) tienen un gran parecido con las dos princesas de la pintura del San Jorge y el dragón. Sin embargo, algunos estudiosos atribuyen el cuadro a Domenico Veneziano.
Trilogía de la Batalla de San Romano (1450’, temple sobre tabla, National Gallery, Londres). Se trata de tres tablas que figuran en el inventario de los Medici en 1492 y que ahora se encuentran en la National Gallery de Londres, en Museo del Louvre de París y la Galleria degli Uffizi en Florencia. Conmemoran la Batalla de San Romano en la que los florentinos, bajo el liderazgo de Niccolò da Tolentino, derrotaron al ejército de Siena dirigido por Bernardino della Ciarda. Se pintaron como decoración para el gran salón de la planta baja del Palacio Medici, llamada la habitación de Lorenzo. La fecha de los paneles no está clara.
Niccolò da Tolentino dirige las tropas florentinas (National Gallery de Londres). En los tres casos la escena de la batalla se interpreta en términos de un cuerpo a cuerpo caótico de gente a caballo, con las lanzas y los caballos en una lucha desesperada, retratados a través de una interminable serie de planos de perspectiva superpuesta e interconectados. Al igual que en las historias de la vida de Noé en Santa Maria Novella, también en este caso el movimiento que debe animar las escenas parece estar congelado, por así decirlo, por el aislamiento de los detalles individuales, todos de gran realismo. Véase, por ejemplo, la pesada armadura muy elaborada, las sillas de montar de cuero, los tacos dorados, las capas brillantes y, por supuesto, el espléndido "mazzocchio” de los caballeros, el enorme tocado multifacético que Uccello incluye a menudo en sus pinturas debido a la dificultad específica para pintarlo en la perspectiva correcta.
Bernardino Della Ciarda derribado de su caballo. (Galleria degli Uffizi en Florencia). Este es el panel central de las tres pinturas que representan la batalla ganada por Florencia contra Siena en alianza con la familia Visconti que gobernaba Milán. Tuvo lugar el 1 de junio 1432 en San Romano, a medio camino entre Florencia y Pisa. La imagen muestra el combate final entre los capitanes de los dos ejércitos: Niccolò da Tolentino que derriba a Bernardino Della Ciarda.
La obsesión de Uccello como de costumbre era el dominio de la perspectiva (como las largas lanzas blancas y rojas o los excepcionales caballos que ruedan por el suelo) y mostrar el dramatismo del enfrentamiento entre los caballeros de la Alianza con una mágica narración de la historia. Esto se sustenta en el uso de colores irreales y de la luz como si se tratara de la descripción de un cuento fabuloso, de una aventura caballeresca.
Los paisajes de fondo, sobre todo en el panel de Florencia, con escenas de la cosecha de uva y la caza, redescubiertos después de la limpieza, son particularmente encantadores.
Micheletto da Cotignola Participa en la batalla (Museo de Louvre, París). En el panel de Louvre hay fuertes elementos decorativos, como las medias de llamativos colores que llevan los soldados a la izquierda, o la disposición de las lanzas, que forman una serie de patrones y movimientos que se hacen eco de los caballos y sus jinetes. Como era de esperar, el escorzo y la perspectiva son los dispositivos preferidos por el artista. El paisaje ha sido sacrificado por la acción de los personajes.
"San Jorge y el Dragón" (1456, óleo sobre lienzo, National Gallery, Londres)
La mayoría de los historiadores del arte atribuye a Paolo Uccello las dos pequeñas pinturas de San Jorge y el dragón (la de la National Gallery de Londres y la del Musée Jacquemart-André de París). La imagen de Londres fue probablemente pintada hacia 1456 y la de París poco después, a más tardar en 1460. Confirman el talento de Ucello en obras de pequeña escala y su habilidad como narrador vivaz e imaginativo. En ambas obras los efectos del escorzo y la perspectiva juegan un papel fundamental; los personajes graciosos y elegantes, la iluminación irreal y la descripción cuidadosa de todos los detalles siguen aún los estilos narrativos góticos.
"San Jorge y el Dragón" (1458-1460, óleo sobre lienzo, Musée Jacquemart-André, París)
"Crucifixión" (1460-1465, temple sobre tabla, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid)
Estilísticamente muy cerca de los frescos de Prato está un grupo de pinturas cuya atribución a Uccello no está clara, como esta. La Virgen, junto a la cruz, tiene los mismos movimientos gráciles, como los de una bailarina, parecidos a los de la sierva de la izquierda en el fresco de la Natividad de la Virgen. La composición alargada es inusual en Ucello. Representa a Cristo crucificado con la Virgen y los santos Juan Bautista, Juan Evangelista y Francisco de Asís. Algunos sugieren que podría haber formado parte de una predela.
"Caza Nocturna" (1460’, temple sobre tabla, Ashmolean Museum, Oxford)
Esta escena de caza es una de las últimas obras de Paolo Uccello. La escena se llama nocturna debido a la extraña luz de luna que cae sobre las elegantes figuritas de los cazadores dispersos por el bosque oscuro. A excepción de la composición y la perspectiva compleja que amplía el horizonte, se podría tomar esto como una pintura de estilo gótico tardío. En ella nos encontramos con la misma descripción minuciosa de los detalles, las formas sofisticadas y el movimiento que nos encontramos en las tablas anteriores. La riqueza global de la escena se acentúa aún más por los colores brillantes y elegantes, en particular los fuertes rojos de los abrigos.
"Escenas de la Vida de los Santos Eremitas" (1460’, temple sobre tabla, Galleria dell'Accademia, Florencia).
El tema de esta pintura es bastante inusual. Se trata de un paisaje rocoso con bosques y cuevas habitadas por animales y monjes que se dedican a diversas actividades, reconocemos San Benito en un púlpito, San Bernardo y su visiones, San Jerónimo en penitencia y a San Francisco recibiendo los estigmas. Tal composición no se ajusta a ninguna iconografía establecida. La pintura se puede definir como una Tebaida, es decir, una representación de la vida de los santos ermitaños de los primeros siglos de la era cristiana, retirados como ermitaños en el desierto de Egipto alrededor Tebas. Sin embargo el cuadro de Uccello muestra santos y monjes pertenecientes a las órdenes religiosas comunes en Florencia y de diferentes momentos históricos.
"Milagro de la Hostia profanada" (pinturas de la predela) (1465-1469, temple sobre tabla, Galleria Nazionale delle Marche, Urbino)
Ucello pintó varias escenas en la predela del retablo "La Comunión de los Apóstoles" que Justo de Gante (Joos van Wassenhove) pintó en 1472 para la iglesia del Corpus Domini en Urbino. La predela cuenta una leyenda antisemita a través de seis episodios. Las seis escenas no se atribuyen de forma unánime a Paolo Uccello.
La historia del milagro de la Hostia profanada es contada a través de los siguientes seis episodios:
1- Una mujer vende una Hostia a un comerciante judío.
2- Cuando el comerciante intenta quemarla, la Hostia comienza a sangrar, y los habitantes del pueblo detienen al comerciante y su familia;
3- Se realiza un ritual religioso para consagrar la Hostia.
4- La mujer es castigada y un ángel desciende del cielo.
5- El comerciante judío y su familia son quemados en la hoguera.
6- Dos ángeles y dos diablos se pelean por el cuerpo de la mujer.
Las tablas nos dan evidencia de la capacidad narrativa del artista, realzada por los colores vivos y con un carácter de cuento de hadas encantador.
Magnífico artículo , Paullo Ucello activa mí curiosidad, su pintura me resulta en ciertos trazos caricaturesca. Gracias por compartir esta información.
ResponderEliminarConcuerdo. Muy buen articulo !
ResponderEliminarA esta página he llegado por curiosidad. Me encuentro leyendo Tríptico de la infamia, la novela con la que el escritor colombiano Pablo Montoya ganó el premio Rómulo Gallegos en 2015, y encuentro que alude a las pinturas de Ucello, más exactamente en la página 139. Los términos bajo los que el novelista realiza la mención del pintor despertaron mi interés. No podía seguir de largo en la lectura sin una indagación, aunque fuera somera y rauda, sobre la vida del pintor, y aunque sin muchos elementos críticos para juzgarlo, simplemente una conclusión: ME CONMUEVE y esto basta para decir que simplemente me gusta. Es real insolencia que un lego opine de un asunto tan difícil como el arte pictórico, sí, pero más allá de esa restrictiva circunstancia, la emoción basta para ponerme a salvo; lo que emociona es vida.
ResponderEliminarUccello*
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