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miércoles, 5 de enero de 2011

PINTURA GÓTICA FLAMENCA: ROGER VAN DER WEYDEN (II)

Retrato de Hombre” (1440, Courtauld Institute Galleries, Londres). Para muchos se trata de Gillaume Fillastre, pero tanto la autoría como el retratado están en disputa. La originalidad reside en que el reverso de este pequeño retrato tiene también pintura, lo que indica que no fue pensado para colgar de una pared a pesar de que tiene una anilla que indica que su propietario así lo hizo. Estos retratos estaban pensados para colgar por la parte superior en un soporte exento que permitiera ver las dos caras.



Una rama de acebo en la parte posterior lleva el lema de la persona retratada en francés: "Je he ce que mord" que puede traducirse como “odio lo que muerde” o bien “odio lo que muerdo



Díptico” (1440, Kunsthistorisches Museum, Viena). Se trata de dos pequeñas tablas que representan a la Virgen el de la izquierda y a Santa Catalina de Alejandría el de la derecha. La tabla de la Virgen lleva una representación de Dios Padre en el ápice que está directamente inspirado en uno de los bustos de los profetas del reverso del Altar de Gante de Jan Van Eyck. Con la misma inspiración realiza las representaciones de Adán y Eva. La tabla derecha es de trazo mucho más débil, por lo que se considera que no es obra de Van der Weyden. Muestra a Santa Catalina, hija de reyes, con la corona en el suelo como símbolo de humildad ante la Virgen. Tiene los símbolos del martirio: la rueda con la que intentaron desmembrarla y la espada con la que finalmente cortaron su cabeza.



Tríptico de la Anunciación” (1440, Musée du Louvre, París (tabla central), Galleria Sabauda, Turín (tablas laterales)). Aparece desmembrado y con las tablas repartidas en dos museos. La tabla central muestra la Anunciación que es la única que parece enteramente de van der Weyden. El donante de la hoja izquierda fue totalmente repintado y no se corresponde a la mano del artista. La hoja derecha muestra la escena de la Visitación que tampoco parece ser obra de Van der Weyden.



La tabla central muestra la escena de la Anunciación en un ambiente lujoso y con buen estudio de la perspectiva. Los lirios blancos y la jarra de cristal simbolizan la pureza de María. La influencia de Van Eyck y su “Matrimonio Arnolfini” es patente, y aleja al artista de su primer estilo desarrollado en el Descendimiento, se va haciendo más flamenco. Esta influencia aparece en las cortinas y cubrimiento de la cama rojos, así como en las lámparas de cobre tallado. En lugar del espejo, coloca un medallón de cobre. Otros detalles nos reflejan la influencia del Maestro de Flémalle, como el aguamanil y el purificador de agua que simbolizan también la pureza de María.



El ángel aparece vestido con un alba inmaculada, una estola de brocado rojo y con una capa de brocado dorado, como si fuera un sacerdote dispuesto a celebrar. El cierre de la capa lleva una imagen de Dios Padre en un marco arquitectónico lo que simula el crucero de una basílica. Dos pequeñas figuras a cada lado adoran a la figura del Padre.




El jarrón de cristal atravesado por un rayo de luz que simbolizan la concepción milagrosa, una manzana china que nos recuerda la necesidad de redención, las velas apagadas que esperan la llegada de la Luz, es decir, de Cristo salvador del mundo. Los detalles espirituales son importantes y muestran la piedad y devoción del artista, que sin duda diseñó esta obra para culto privado.



Crucifixión” (1440, Staatliche Museen, Berlín). Como en la Crucifixión de Viena, la Virgen aparece abrazando la cruz de forma dramática. Originalmente el fondo era de pan de oro y fue repintado con un paisaje tardíamente, y alrededor de Cristo se abría una aureola de múltiples colores que se reflejaba en los ángeles. El estilo de Cristo sigue la moda antigua, alargando mucho la figura como también veremos en el caso de la Crucifixión del Retablo de Miraflores. Sin duda fue realizada principalmente por los colaboradores del taller de Van der Weyden.

Retablo de Miraflores” (1440, Staatliche Museen, Berlín). Se trata de un encargo del rey Juan II de Castilla para el recién fundado Monasterio Cartujo de Miraflores, cerca de Burgos. Los documentos del monasterio hablan de este encargo a “el maestro Rogier, el gran y famoso flamenco”. Sin embargo el retablo original no se encuentra en el Monasterio, sino en Berlín. Se compone de tres tablas de igual tamaño, rígidas, que no se cierran unas sobre otras. El marco no es el original, pero debe ser similar a él, en forma de arcos de medio punto que se continúan en la arquitectura que ambienta la pintura. Este sistema es tomado de Van Eyck. Las tres tablas con sus marcos nos refieren a los pórticos de las iglesias góticas. Las pinturas narran escenas que relacionan a Cristo y María. Las arquivoltas llevan esculturas que completan las narraciones principales, su lectura es desde el ápice hacia abajo en sentido contrario a las agujas del reloj. Las figuras son más delicadas y tienen menos fuerza que las del Descendimiento, así vemos la evolución de Van der Weyden hacia un estilo mucho más flamenco. Muchos expertos opinaban que pudo ser una obra temprana del artista, pero el encargo del rey Juan no pudo ser anterior al año 40.


En la tabla izquierda aparece la Virgen con el Niño en su regazo y san José, la Virgen viste de blanco, símbolo de la pureza, y sobre ella un ángel porta la corona de la virtud. Van der Weyden, siguiendo la tradición de los apócrifos, muestra un san José anciano.


La Tabla central muestra la Piedad, en la que María toma sobre sus rodillas el cuerpo yaciente de su hijo, viste de rojo, color de la pasión, y sobre ella un ángel porta la corona del sacrificio.


La tabla derecha muestra a Cristo resucitado presentándose ante su Madre para poner fin a su dolor, María viste de azul color de fe y gloria y sobre ella el ángel que porta la corona de la Victoria.


Es el único que superpone dos escenas, ya que en el fondo podemos ver la representación de la Resurrección del Señor. La cercanía entre la tumba y la casa de María indican que el autor quiso representar que Cristo se apareció a su Madre casi simultáneamente a su resurrección, como regalo por su fidelidad y amor.


Piedad” (1441, Musées Royaux des Beaux-Arts, Bruselas). Las últimas investigaciones relacionan esta tabla directamente con la mano del maestro. Hay autores que afirman que se trata de una obra realizada por su taller, siguiendo el estilo del maestro ya que este tenía demasiado trabajo. Pero se trata de una obra primitiva, lo que refuerza el hecho de que fuera pintada directamente por Van der Weyden. Representa la lamentación por Cristo muerto a los pies de la Cruz, tema que no aparece reflejado en los Evangelios pero que es de amplia aceptación en esta época. A la izquierda esta San Juan Evangelista envuelto en un manto rojo que sostiene a Cristo con una mano y con la otra acaricia la cabeza de María. La Virgen sostiene a su Hijo sobre sus rodillas y apoya su cabeza en sus mejillas. A los pies del Señor aparece la Magdalena con el tarro de ungüento, en una postura recogida y silenciosa. Tras ellos los pies de la Cruz y la calavera que hace referencia al Gólgota (lugar de la calavera). Algunos textos apócrifos hacen referencia a Adán en la imagen de esta calavera, que con su pecado trajo la muerte a la humanidad y Cristo murió por expiar su falta. El conjunto está rodeado de árboles marchitos que hacen referencia a las narraciones que cuentan que los árboles se marchitaron cuando Cristo expiró.


La Visitación” (1445, Museum der Bildenden Künste, Leipzig). El pequeño retablo de la Visitación tiene mucho en común con el “Retablo de Miraflores”, no por el tema, sino por el estilo. Se trata de un cuadro narrativo que muestra los acontecimientos en su entorno adecuado. Representa a María que tras la Anunciación va a visitar a su prima Isabel, embarazada de seis meses de Juan Bautista. La escena es relatada en el Evangelio de San Lucas. La ambientación nos muestra la casa de Isabel en una colina, su esposo Zacarías se encuentra en la puerta de la casa que más bien parece un palacio junto con un perro. La escena da a entender que Isabel salió al encuentro de su prima, ambas saben que la otra está embarazada y tocan sus vientres. La expresividad del conjunto nos da a entender cual de los dos niños es el importante. Esta pequeña tabla está muy relacionada con la misma escena que aparece en el “Tríptico de la Anunciación” de Turín, aunque esta es menos dramática. También se relaciona en el tiempo esta pintura con el “Tríptico Abbeg”, ya que utilizan los mismos tipos de tabla en los dos casos.


Retrato de Dama” o “Mujer con tocado de gasa” (1445, Staatliche Museen, Berlín). Es la única tabla original de retrato realizado por Van der Weyden anterior a 1450 que nos ha llegado, ya que los de los Duques de Borgoña son copias del original. La joven lleva el típico tocado flamenco con alas laterales o cuernos realizado en lino que resaltan sus facciones haciendo que la cara llene prácticamente toda la tabla. Las manos entrelazadas como apoyadas sobre el marco son típicas del pintor, que además gusta de su estudio. El gesto cercano de la mujer hace que muchos piensen que se trata de Elisabeth Goffaerts, esposa del artista, con la que se casó con a penas veinte años, aunque no hay fundamentos serios para asegurarlo. Lo cierto es que la mirada directa de la mujer hacia el espectador y su gesto cercano no son propios de la manera en que el autor realiza los retratos oficiales. Esta obra tiene mucho en común con el “Retrato de una Mujer” del Maestro de Flémalle que se encuentra en la National Gallery de Londres.


Tríptico Abbeg” (1445, Abegg-Stiftung, Riggisberg cerca de Berna, Suiza). Fue realizado por encargo de un caballero italiano no identificado que procedía de la Villa Chieri en el Piamonte y que trabajaba como banquero en Flandes. Su escudo de armas aparece en el ventanal de vidrieras de la hoja izquierda. Antiguamente se consideró una obra tardía realizada por alguno de sus seguidores, pero ya fue copiada por Hans Bornemann en 1447, pintor de Hamburgo fallecido en 1475. Los vestidos del donante y otras investigaciones han situado la obra a mediados de la década de 1440. Lo cierto es que se diferencian del resto de obras de Van der Weyden en el excesivo dramatismo de las figuras. Todo ello nos lleva a pensar que fue realizado en el taller del artista por alguno de sus colaboradores que trata de copiar algunas ideas del “Descendimiento” pero sin llegar a su maestría. El panel izquierdo muestra al donante bajo un arco apuntado en el que aparecen los relieves de la Anunciación. En el Panel derecho Nicodemo y José de Arimatea se acercan a la cruz con un sirviente que lleva una escalera dispuestos a bajar al Señor. El fondo paisajístico parece tener continuidad en las tres hojas, algo típico del estilo de Van der Weyden.


Retablo de la Crucifixión” (1445, Kunsthistorisches Museum, Viena). Es una de las obras más impresionantes de Van der Weyden por su composición, comparable al “Retablo de los Siete Sacramentos”. El original marco dorado acentúa la grandiosidad al igual que en el caso del retablo de los Sacramentos que debió ser realizado en fechas cercanas. La composición es rectangular, y las tres tablas aparecen relacionadas por el paisaje de fondo que tiene continuidad, lo que refuerza la teoría de que se trataba de una sola tabla que fue cortada para hacer un Tríptico. El autor juega con el movimiento en el manto de San Juan y el paño de pureza de Cristo, aunque el conjunto no es tan emotivo como el “Tríptico Abegg”. Las figuras no tienen la tridimensionalidad que tienen las del “Descendimiento” de El Prado, “La Madonna en Rojo” del Prado o “El retablo de Miraflores” de Berlín. No se juega tanto con el claro-oscuro y los fondos de paisaje no son tan variados y luminosos como los de otras obras del artista.


La hoja izquierda muestra a María Magdalena, representada de forma poco usual como una mujer de edad, ensimismada y en profunda oración, portando el tarro de perfume.




La tabla central muestra la Crucifixión, a cuya izquierda se colocan San Juan y María, a la derecha el matrimonio de donantes que tienen el mismo tamaño que las demás figuras, pero mantienen una postura de adoración reverente que les aísla de la escena llevándolos a otro plano. La Virgen abraza la cruz de forma emotiva, con un dramatismo que normalmente se reserva para la figura de la Magdalena.


La hoja derecha muestra a la Verónica llevando el lienzo con el rostro de Cristo, representada como una mujer joven, su rostro es semejante al de la Magdalena de Londres.




Santa Margarita y Santa Apolonia” (1445-1450, Staatliche Museen, Berlín). Originalmente debió formar parte de un tríptico, siendo el ala derecha. Santa Margarita aparece sobre los restos del dragón que la había devorado. El extremo de su manto permanece aún en la boca del dragón al que la santa venció con el poder de la Cruz que lleva en sus manos. Los atributos de santa Apolonia hacen relación a su martirio en el que sacaron toda su dentadura con unas pinzas. Ambas llevan trajes rojos, símbolo del martirio.



Tríptico Bladelin” o “Retablo de Middelburg” (1445-1450, Staatliche Museen, Berlín). Pieter Bladelin era un rico burgués originario de Brujas que fundó la ciudad de Middelburg, cerca de Brujas, en 1444. Fue tesorero del Duque de Borgoña. No se sabe si este retablo llegó aquí tras su muerte o fue encargado por él a Van der Weyden, en todo caso la no aparición de su esposa, cofundadora de la ciudad con él, abre el debate. El donante aparece con los mismos trajes que el Duque de Borgoña y por lo tanto se trata de un personaje de importancia, por ello debemos considerarlo no identificado. Las hojas laterales forman un conjunto con el panel central que subraya el poder absoluto de Cristo, no solo sobre los dirigentes de Middelburg, sino también sobre los reyes de Oriente y Occidente. De esta manera Van der Weyden se muestra innovador, ya que no separa radicalmente las temáticas de las diferentes hojas de los retablos, sino que les da un eje común que las relaciona con la escena central al tiempo que realiza todas las figuras en la misma escala y las distribuye entre las tres hojas formando una línea ondulada; también los colores juegan papel importante. La tabla fue realizada tras el viaje de Van der Weyden a Italia, donde visitó Roma, Florencia y Ferrara; pero no se aprecia influencia clara del arte italiano, que si se verá en obras posteriores. Originalmente la obra mostraba inscripciones que relataban el significado de cada escena, pero se eliminaron para bien del conjunto.


La hoja izquierda muestra una representación de la leyenda según la cual la sibila de Tibur mostró al emperador Augusto la visión de María y el Niño sobre un altar en las nubes. En lugar de Augusto aparece el Duque de Borgoña que cae de rodillas y retira su corona ante la visión de Cristo Niño, al tiempo que balancea un incensario en señal de sacrificio. Originalmente aparecía en esta tabla la leyenda que escuchó Octavio Augusto: “Este es el Altar del Cielo”.


La tabla central muestra a María en el centro y a José a la izquierda adorando al Niño que está desnudo en el suelo, a su derecha el donante de rodillas adorando también, es una de las obras en las que el donante aparece mejor incorporado al conjunto ya que no parece estar fuera de contexto y su tamaño es el adecuado al conjunto. La ciudad del fondo puede ser Middelburg. El establo asemeja una iglesia románica en ruinas, pero el autor pudo tener en mente los restos del palacio del Rey David, antepasado de Cristo. La columna junto al Niño vaticina la flagelación al tiempo que representa el poder supremo. Tras el Niño tres pequeños ángeles en adoración. La distribución espacial sigue una geometría romboidal en horizontal, cuyos ejes son la esquina del establo y el conjunto de agujeros abiertos en el suelo en primer plano, de esa manera estudia el espacio, pero principalmente le sirve para centrar la importancia en la imagen de María, lo cual no es común en la pintura Flamenca que coloca a la Virgen en un lado cerca del Niño, esta idea la repetirá en otras obras y será copiada por otros artistas. Como casi siempre coloca una barrera que le impide estudiar la profundidad, en este caso el muro del propio establo, pero en las hojas laterales hace lo mismo ya sea con muros o mediante una colina.


La hoja derecha muestra a los Magos de Oriente que caen de rodillas ante la contemplación de la Estrella en la que aparece reflejado en Niño Jesús, guía de su viaje.



El reverso de las hojas muestra una anunciación pintada tardíamente, es probable que originalmente no estuviera pintado y un autor desconocido muy influenciado por Van der Weyden lo pintó firmando como el Maestro FVB.


La Magdalena leyendo” (1445, National Gallery, London). Esta pintura guarda paralelismo con las pinturas de Campins en las que se reflejan escenas sacras de interior como ésta. La imagen de la Magdalena aparece sentada leyendo un libro devocional y junto a ella tiene el frasco de perfume con el que ungió los pies del Señor (Lc 7, 37-38). Cuando se limpió la pintura en 1956, bajo una capa uniforme de pintura aplicada en el siglo XIX se descubrió la imagen del cuerpo de San José rezando el rosario, cuya tabla está en Lisboa, así como parte de una ventana y los pies de una figura que puede ser la de San Juan Evangelista según aparece en un dibujo de finales del siglo XVI con la misma composición. Las figuras, en este dibujo aparecen adorando a Jesús Niño que está en el regazo de su madre entronizada y rodeada de ángeles. El artista se muestra aquí como maestro del detalle en las cuentas del rosario, los clavos de las tablas del suelo, las enaguas de Magdalena,... Originalmente la tabla debió medir un metro de alto por metro y medio de ancho. La imagen de la Magdalena parece inspirada en la Santa Bárbara del Retablo Werl del Prado (Madrid) y probablemente se inspirara en la misma modelo. Su expresión y su delicado rostro se relacionan también con la Santa Verónica del Tríptico de la Crucifixión de Viena. No muestra la misma maestría al realizar el suelo y el tarro de perfumes, mucho mejor resueltos en otras obras de Van der Weyden; lo que hace pensar que encargaba estos pequeños detalles a sus colaboradores, ya que de haberlos hecho él pondría mucho más interés en perfeccionarlos.



San José” y “Santa Catalina” (1445, Museu Calouste Gulbenkian, Lisbon). Estos fragmentos formaban parte de una tabla mayor junto con la figura de María Magdalena que se encuentra en la National Gallery de Londres. El anciano San José aparecía detrás de la imagen de la magdalena, y la parte baja de su cuerpo puede verse en la tabla de Londres, tras él se abre un ventanal gótico realizado con maestría y detallismo asemejando una Iglesia. Probablemente la imagen de santa Catalina fue realizada por un asistente dada la baja calidad del dibujo. Parece que otras figuras seccionadas de la tabla se han perdido.




Continúa en: Roger Van der Weyden III (presiona el nombre)

2 comentarios:

  1. La pintura gótico-flamenca cambió una forma de ver lo conceptual,una perspectiva diferente y una realidad no ajena a los acontecimientos del momento.

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