jueves, 17 de septiembre de 2009

PINTURA GÓTICA ESPAÑOLA s. XV: JAIME HUGUET

JAIME HUGUET (Valls 1412-Barcelona 1493). Trabajó entre Tarragona, Zaragoza y Barcelona.

Seguidor del estilo Hispano-Flamenco y de Bernat Martorell, aunque la elegancia de sus figuras muestran un gusto cercano al gótico italiano.

Las figuras de sus cuadros son alargadas, melancólicas, delicadas, muy influenciadas por Hans Memling y de Luis Dalmau. Las vestimentas suelen ser las propias del siglo XV siguiendo los gustos flamencos que dominaban en España, aunque se trate de representaciones de escenas del Evangelio.

Sus obras son ya prerrenacentistas, pero sigue utilizando mucho el pan de oro. Realza las figuras mediante la utilización del estuco, con el que trata de realzar partes de la representación, especialmente en los nimbos, las coronas, las empuñaduras, etc.

Utiliza tánto la témpera como el óleo sobre tabla.

Trabajó principalmente para los gremios.

Tiene algún ejemplo interesante de pintura en miniatura para decorar manuscritos.

Establecerá el modelo de retablo que se desarrolla en España a partir de su influencia en el arte del reino de Aragón.

"Cabeza del Profeta David" (1435), Museo del Prado, Madrid


"Martirio de San Pedro", Museo Voor Schone Kunsten, Gante.


"Camino del Calvario", Museo Marés, Barcelona.


"Retablo de Vallmoll" (1445-1450). Se conserva la tabla central Virgen con niño y ángeles que se encuentra en el Museo Nacional de Arte de Cataluña y la tabla de la anunciación que se encuentra en el Museo Diocesano de Tarragona.


Retablo de la Epifanía (1450, Museo Episcopal de Vich).

La Anunciación (1445-1450, temple sobre tabla, Museo Diocesano de Tarragona).

Predela del Altar Mayor de Santa María de Ripoll (1455, Museo Episcopal de Vich). Realizado en grisalla.

"Tríptico de San Jorge y la princesa" (1459-1460) está en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Destaca la figura serena y grave del santo, su gesto marcado por la elegancia espiritual está impregnado de un idealismo singular propio de Huguet. 



"Flagelación de Cristo" (1456-1460, Museo de Louvre, París) para el frontal de la capilla de los zapateros en la catedral de Barcelona. Hoy se encuentra en el Museo del Louvre en París.


"Entierro de Cristo", Museo del Louvre, París.


"Retablo de San Vicente de Sarrià" (1455-1462), en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Huguet intentó distanciarse de los modelos propios de la pintura española de su época, que había estudiado de cerca, con el fin de desarrollar su propio estilo. Su retablo san Vicente en Sarriá muestra que lo consiguió. Muchos de los atributos pictóricos y los detalles de la arquitectura recuerdan modelos flamencos, pero las caras individualizadas de sus figuras y la composición indican que fue el primer pintor español en encontrar sus propios conceptos formales, y por lo tanto, un "estilo español" hasta el Renacimiento.


"Retablo de San Abdón y San Senén" (1459-1460), para la iglesia de Santa María de Tarrasa. Es la obra más famosa de Huguet. Presenta todas las caracteristicas propias del autor: utilización de vestimentas propias del siglo XV (anacronismo), realce mediante el relieve en estuco de las empuñaduras, las coronas, los nimbos,... utilización del pan de oro en los fondos. Las figuras aparecen representadas con la estilización y la elegancia propias de Huguet. Pero ya muestra avances hacia el Renacimiento en los estudios de la perspectiva lineal, mediante la utilización de las losas del suelo. El retablo se dispone, al igual que en otras de sus representaciones, situando en el centro las figuras de los santos y a su alrededor la historia de sus vidas y martirios.


Este detalle muestra la imagen principal, con las figuras de pie de los dos mártires que aunque hoy en día son relativamente desconocidos, en los días de Huguet fueron altamente reverenciados por los agricultores catalanes. Su historia también fue incluida en la más famosa colección medieval de biografías de santos: la Leyenda Áurea. Huguet retrata los dos mártires vestidos al estilo de los nobles de su época. Las coronas que que llevan en la parte superior de sus sombreros indican su rango real. En sus manos llevan los instrumentos de su martirio. Sus figuras altas y delgadas están bien proporcionadas, con rostros suaves característicos del pintor.


"Retablo del Condestable don Pedro de Portugal" o "de la Epifanía" (1464-1465) para la Capilla del Palacio Real Mayor de Barcelona.

Detalle de la Epifanía.

"Retablo de San Agustín dels Blanquers" (1465-75) hecho con colaboradores de su taller, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.


"Retablo de San Bernardino y el Ángel Custodio" (1462-1475) hecho con colaboradores de su talles, en el Museo de la Catedral de Barcelona.


"Retablo de los Revendedores" o "de San Miguel y San Esteban". Encargado en 1455 por el Gremio de los Revendedores para la iglesia de Santa María del Pi de Barcelona. La parte superior del retablo estaba dedicada al arcángel mientras que en las escenas del bancal -actualmente perdidas- se representaban diversas escenas de la vida de san Esteban. El antiguo retablo tenía tres calles, ocupada la central en sentido ascendente por esta imagen de San Miguel que contemplamos, una de las más bellas del arte gótico catalán, la Virgen, las santas Bárbara, Inés, Lucía y otra mártir, coronando el conjunto el Calvario.
Detalle del Arcángel san Miguel.


Retablo de La Virgen con Santos (1470, Museo Episcopal de Vich).


Retablo de la Transfiguración (1466-1475, Catedral de Tortosa)


La Magdalena (1470, Museo Fundación Francisco Godía).



Retablo de Pertegás (1470, Museo Episcopal de Vich)

"La Última Cena", (hacia 1470, Museo de Arte de Cataluña). Se trata de una obra tardía de Jaume Huguet, en estos trabajos finales maestro acentúa el efecto mediante el uso de placas de metal en relieve. Cristo sigue siendo la figura central de la composición, pero ya no está enfatizado por el halo o por la diferencia de tamaño; los medios para hacerlo protagonista son puramente pictóricos: el manto oscuro resaltado frente al de los discípulos, los ojos mirando directamente al espectador y el movimiento de los discípulos que se inclinan hacia él.  El conocimiento de la perspectiva todavía no había alcanzado el taller de Huguet, pero ya muestra un disfrute de las pequeñas cosas de la vida típicamente renacentista: el pan y la copa de vino sobre la mesa no son meramente simbólicas, constituyen una naturaleza muerta. Se observa un placer similar en sus representaciones del gato, del pájaro, de la manzana en la mesa y el  mosaico del piso.

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