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lunes, 31 de agosto de 2015

PINTURA RENACENTISTA ITALIANA DEL QUATTROCENTO: IL PERUGINO

Pietro di Cristoforo Vannucci, Il Perugino (cerca de 1450, Citta della Pieve - 1523, Perugia). Esta considerado como el pintor más importante de la escuela de Umbría y trabajó principalmente en Perugia. Estudió con Fiorenzo di Lorenzo, trabajó como asistente de  Piero della Francesca en Arezzo, y en la década de 1470 era compañero de Leonardo da Vinci y Lorenzo di Credi en Florencia donde ejercían de discípulos en el taller de Verrochio. Viajó también a Venecia y Roma.


En 1479 fue llamado a Roma por el papa Sixto IV para ayudar a decorar la Capilla Sixtina, junto con Sandro Botticelli, Domenico Ghirlandaio y Cosimo Rosselli convirtiéndose en el líder de todos ellos. Allí trabaja a partir de 1481 realizando, entre otros, el fresco “Cristo entregando las llaves a San Pedro” en el que demuestra sus cualidades de simplicidad, orden y composición claramente articulada. Algunas de sus obras en la Capilla Sixtina fueron destruidas con el fin de dejar espacio para el Juicio Final de Miguel Ángel.

A pesar de todo se convirtió en uno de los principales pintores de su época, recibiendo numerosos encargos, sobre todo de carácter religioso y pietista.

Entre 1500 y 1504 tuvo como discípulo a Rafael, que le ayudó en alguno de sus frescos. Perugino tuvo que completar algunos de los frescos que su discípulo dejó inacabado tras su temprana muerte en 1520.

Al final de su vida su estilo pasó de moda y ya no recibió tantos encargos como antes, ya no podía competir con artistas como Miguel Ángel, Leonardo o su propio discípulo, Rafael.

Su estilo es pietista y tranquilo, sus figuras suaves y sentimentales con rostros redondeados, fueron modelos que repitió durante toda su vida, a veces de forma rutinaria. Domina la luz y los detalles, así como la composición ordenada.

La influencia de su amigo Luca Signorelli mejoró su dibujo, el de los artistas flamencos como Hans Memling inspiró el fondo del paisajes en sus retratos, así como su composición general, y la influencia de Piero della Francesca se comprueba en el uso de escenarios arquitectónicos y paisajísticos. Pero su perfeccionismo en la composición ordenada a veces tiene como consecuencia el nulo tratamiento psicológico de las figuras, su inexpresividad y falta de vida, aunque será valorado como retratista en su época.

Hay un intento de estudio de la perspectiva lineal, aunque siempre da preferencia a las figuras en primer plano, especializándose más en fondos paisajísticos que influirán en Rafael.

Pinta principalmente frescos y óleo sobre tabla, aunque a veces use temple.

Milagros de San Bernardino (1473, temple sobre tabla, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia). Consta de dos tablas:

La Curación de la Niña.


La Curación del Mudo



San Sebastián (1475, temple sobre tabla, Nationalmuseum, Estocolmo, Suecia)


La Epifanía (1476, óleo sobre tabla, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia). Se trata de un encargo para la iglesia de Santa Maria dei Servi en Perugia. En 1543 se trasladó a la iglesia de Santa Maria Nuova en Perugia, y hoy en día se encuentra en la Galería Nacional. La cabeza de la izquierda se supone que es el autorretrato del joven artista. La influencia de la escuela florentina se puede observar en las figuras de la Virgen y José.


FRESCOS DE LA CAPILLA SIXTINA (1481-1482)

Los cinco artistas llamados a Roma para ejecutar los frescos de los muros laterales de la Capilla Sixtina vinieron de diferentes centros de arte: Botticelli, Ghirlandaio y Rosselli de Florencia, Perugino de Umbría, Signorelli de Cortona. La contribución de Perugino fue la más grande, con las pinturas murales del altar y tres imágenes adicionales. Estudios recientes han llegado a la conclusión de que era él quien estaba a cargo de todo el proyecto y quien produjo el diseño general. 


En el Cristo entregando las llaves a San Pedro, introduce los retratos de los pintores junto a el del arquitecto y el del constructor de la Capilla. Perugino fue también el único artista que dejó su firma en la capilla, por encima de la escena del bautismo de Cristo en el primer compartimiento de la pared norte.

El Bautismo de Cristo: Pertenece al ciclo de la vida de Cristo de la Capilla Sixtina, que se encuentra en el primer compartimento en la pared norte. Fue pintado por Perugino y Pinturicchio, siendo este último probablemente responsable de los paisajes y las escenas de menor importancia. Hay dos escenas secundarias, a la derecha Cristo predicando y a la izquierda el Sermón de San Juan Bautista. 



Las pinturas estaban pensadas para ser leídas a pares, una de la pared izquierda y una de la pared derecha. Así, el Bautismo de Cristo se enfrenta a la circuncisión del hijo de Moisés también de Perugino y Pinturicchio, la preocupación principal era mostrar cómo la nueva religión de Cristo era más profunda y más espiritual que la religión judía. Así, el par de frescos muestran cómo el bautismo fue prefigurado, según Agustín y muchos de los Padres de la Iglesia, por la circuncisión.

Viaje de Moisés a Egipto y la circuncisión de Eliazar: Este fresco representa la historia del viaje de Moisés a Egipto después de su exilio en la tierra de Madián, cuando el ángel le dice que debe circuncidar a su segundo hijo. El fresco es del ciclo de la vida de Moisés en la Capilla Sixtina. Se encuentra en el primer compartimento en la pared sur. Fue pintado por Perugino y Pinturicchio, siendo este último probablemente responsable de los paisajes y escenas de menor importancia.


Cristo entregando las llaves a San Pedro: Pertenece a los frescos del ciclo de la vida de Cristo en la Capilla Sixtina, y se encuentra en el quinto compartimiento de la pared norte. Es estilísticamente la de mayor calidad. Las principales figuras se organizan en un friso en dos filas fuertemente comprimidas cerca del primer plano de la imagen y muy por debajo del horizonte. 


El grupo principal, muestra a Cristo entregando las llaves de oro y plata a un arrodillado San Pedro, y están rodeados de los otros apóstoles, incluido Judas (quinta figura a la izquierda de Cristo), todos con halos, y otros personajes que mezclan vestuario antiguo y contemporáneo, y para los que utiliza retratos de gente real, incluyendo su autorretrato (quinto desde el borde derecho). 


La plaza abierta y plana se divide por piedras de colores en grandes rectángulos en escorzo, aunque no los utiliza para la organización espacial buscando una perspectiva lineal perfecta, ya que el grupo de primer plano parece ajeno a esa plaza. Tampoco resuelve adecuadamente la relación entre las figuras, cuyos gestos se repiten en un grupo y otro, ni consigue dar tridimensionalidad al templo octogonal de Salomón que corona la imagen, que parece la copia de una maqueta de madera. Si muestra mayor maestría en el fondo de paisaje, con sus árboles con ramas imitando plumas, que influirán en Rafael. Dispersos en la media distancia incluye dos escenas secundarias de la vida de Cristo: el pago del tributo a la izquierda y la lapidación de Cristo a la derecha.


Se percibe una clara influencia de Il Verrocchio, tanto por el diseño de los ropajes como por algunas figuras, como la de Juan Evangelista que recuerda al Santo Tomás de Verrochio en Orsanmichele. Sus cabezas son pequeñas en proporción con el resto de sus cuerpos, y sus rasgos están delicadamente realizados con una considerable atención a los detalles.

El Tríptico Galitzin (1481-1485, temple sobre lienzo transferido desde tabla, National Gallery of Art, Washington). Realizado para la Iglesia de Santo Domingo, en San Gimignano. Durante la invasión napoleónica fue sustituido por una copia, mientras que el original, que pasa por varias manos privadas, acabó en la colección del príncipe Galitzin en Moscú. En 1886 fue donado al Hermitage que lo vendió a la colección Mellon.


Las tres partes del tríptico:

A la izquierda: San Jerónimo

En el centro: Cristo en la cruz entre la Virgen y San Juan Evangelista.

A la derecha: Santa María Magdalena.

Perugino hace más hincapié en esta pintura a los aspectos teológicos e intelectuales de la Crucifixión que a lo físico y emocional. A las figuras tradicionales de María y San Juan Evangelista al pie de la Cruz, se unen San Jerónimo, con su atributo: el león, y Santa María Magdalena, con su atributo, el frasco de ungüento. El conjunto destaca por su realismo, la colocación de las figuras y el diseño del paisaje están claramente definidos y ordenados de acuerdo a las reglas de la perspectiva, destacando el uso de formas geométricas para la composición. Las zonas altas laterales del paisaje rocoso forman los lados de una "V" que converge en la base de la cruz y resalta la figura de Cristo que destaca contra el cielo.

La Virgen y el Niño entronizados con santos y ángeles (1490-1495, óleo sobre tabla, Musée du Louvre, París). Los santos representados son Santa Rosa (?) y Catalina de Alejandría. La atribución a Perugino es dudosa, algunos expertos lo atribuyen a uno de sus colaboradores.



Políptico Albani Torlonia (1491, óleo sobre tabla, Colección Torlonia, Roma). Pintado originalmente para el cardenal Giuliano della Rovere, lleva el nombre de la colección a la que más tarde pertenecerá. Las seis tablas representan: el ángel de la Anunciación y la Virgen en las esquinas superiores, Cristo Crucificado con la Virgen, la Magdalena y San Juan Evangelista arriba en el centro, los Santos Miguel y Juan el Bautista abajo a la izquierda, los Santos Jerónimo y Jorge abajo a la derecha y La Natividad abajo en el centro.


La Oración del Huerto (1492, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). Tras la Última Cena, Cristo se retira al Huerto de los Olivos a orar junto a sus apostoles: Juan, Pedro y Santiago.  Los apóstoles descansan a los pies de la roca, mientras que el Señor pide a Dios Padre le libere del sacrificio que ha de realizar. Un ángel le muestra el Cáliz, símbolo del sacrificio para salvación de los hombres. En el fondo podemos ver a Judas, el traidor, guiando a los soldados del Sanedrín para detener a Cristo.



La Virgen entre San Juan Bautista y San Sebastián (1493, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). Realizada para la iglesia de Santo Domingo en Fiesole, está firmada y fechada. Esta obra goza de una fama superior a su valor artístico real. La composición se basa en aspectos meramente formales y carentes de vida.



Perugino recibió gran cantidad de encargos como este durante la última década del siglo XV y la sobreproducción disminuyó la calidad. Se especializó en un tipo de Madonna amable, joven y dulce. Una sólida ambientación arquitectónica proporciona estabilidad compositiva a los dos santos que de pie flanquean a la Virgen y el Niño.

La Visión de San Bernardo (1493, óleo sobre tabla, Alte Pinakothek, Munich). Este retablo procede de la capilla de la familia Nasi en Santa Maria Maddalena dei Pazzi en Florencia. Magnífica composición de Perugino que aísla cuidadosamente el paisaje a través de una serie de arcos. La arquitectura actúa como un marco para la naturaleza y un apoyo estructural para las figuras que están perfectamente ordenadas a cada lado de la escena central.



Busto de San Sebastián (1493-1494, óleo y temple sobre tabla, The Hermitage, San Petersburgo). Esta obra, firmada por el artista, es una versión de la existente en los Uffizi.



La Última Cena (1493-1496, fresco, Convento de Terciarias Franciscanas, Foligno). Este trabajo puede ser considerado como uno de los ejemplos más importantes de la pintura renacentista de Umbría. Está situado en el refectorio del antiguo convento de las franciscanas terciarias de Foligno, que se transformó en "Conservatorio para chicas pobres y honestas" en 1980 tras el abandono del convento por parte de las monjas. El fresco fue redescubierto en 1845 y atribuido en un principio a Rafael, pero los especialistas han acordado recientemente y por unanimidad que es obra de Perugino, datándola entre 1493-1496. Fue pintado sobre otro fresco con el mismo tema realizado por Neri di Bicci en 1419.



Retrato de Francesco delle Opere (1494, temple sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). El nombre del personaje aparece en una inscripción en la parte posterior de la imagen. Francesco delle Opere era un artesano florentino, tallador de piedras preciosas y sin duda un hombre muy piadoso, como sugieren las palabras "Timete Deum" en el pergamino en la mano. Su imagen destaca frente un paisaje abierto, y los detalles de su figura se realizan con minuciosidad flamenca



La Piedad (1494- 1495, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). Pintada para la iglesia de San Justo, cerca de Florencia. Es una de las obras más sobrias entre las numerosas pinturas pietistas del maestro.



La Crucifixión Pazzi (1494-1496, fresco, Santa Maria Maddalena dei Pazzi, Florencia). Dividido en tres escenas enmarcadas en arcos de medio punto, en el arco izquierdo de la Cruz vemos a San Bernardo y la Virgen, y a la derecha a San Juan Evangelista y San Benito. En el centro Cristo crucificado junto con  la Magdalena. Se trata de una de las obras maestras de Perugino en la que vemos muchos elementos que influirán en su discípulo Rafael.


La parte inferior del fresco fue repintada.

San Sebastián (1495, óleo sobre tabla, Musée du Louvre, París). Perugino repitió, al igual que otros artistas, aunque tal vez de forma más persistente, su temática y personajes. Este San Sebastián está muy relacionado con el retablo que hay en los Uffizi, pero en este caso San Sebastián es el centro de atención. Las expresiones de las figuras religiosas de Perugino pueden rayar en la cursilería, pero no carecen de una delicadeza que influenciará a sus contemporáneos.



Apolo y Marsias (1495, óleo sobre tabla, Musée du Louvre, París). A lo largo del siglo XIX se atribuyó esta obra a Rafael, no cabe duda que el joven pintor de Urbino tenía mucho de su maestro, pero la obra pertenece a éste.



Retrato de un joven (1495, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia)



El Descendimiento (1495, óleo sobre tabla, Galleria Palatina, Palazzo Pitti, Florencia). Esta tabla está firmada y fechada, y fue pintada para el convento de Santa Clara en Florencia. Fue trasladada a Francia por las tropas napoleónicas en 1799 y devuelta a Italia en 1815. Destaca la composición de las figuras, bien espaciadas y armoniosas alrededor de Cristo muerto  y sobre todo la pintura refinada y delicada con sus suaves gradaciones de color y la atmósfera lírica del paisaje.



La Virgen con el Niño en gloria con santos (1495-1496, óleo sobre tabla, Pinacoteca Nazionale, Bolonia). Los santos representados son: San Miguel, Santa Catalina de Alejandría, Santa Apolonia y San Juan el Evangelista. La obra está firmada como "PETRVS Pervsinvs Pinxit"



San Benito (1495-1498, temple sobre tabla, Pinacoteca Vaticana, Roma). Las tres tablas que se encuentran en los Museos Vaticanos y que representan a los santos Benito, Flavia y Plácido formaron parte de la predela de un políptico para el altar mayor de la Iglesia de San Pedro en Perugia, encargado a Perugino en 1495 y que comenzó el siguiente año. El trabajo fue desmantelado cuando la iglesia fue restaurada (1591). El panel central ilustraba la Ascensión con los doce Apóstoles, la Virgen y los ángeles.



Santa Flavia (1495-1498, temple sobre tabla, Pinacoteca Vaticana, Roma)



San Plácido (1495-1498, temple sobre tabla, Pinacoteca Vaticana, Roma)



Madonna del Sacco (1495-1500, óleo sobre tabla, Galleria Palatina, Palazzo Pitti, Florencia). La atribución a Perugino está bien documentada en los inventarios de los Medici. Pero los estudiosos modernos consideran que su taller tuvo mucha participación y la mano del maestro se aprecia poco, aunque es evidente en la composición, equilibrada y tranquila, y por el ambiente pietista y contemplativo.



La Ascensión (1496-1498, óleo sobre tabla, Musée Municipal des Beaux-Arts, Lyon). Esta tabla era la parte central de un políptico, ahora desmembrado, que fue encargado para la iglesia de San Pedro en Perugia.



Madonna con el Niño y san Juan (1497, óleo sobre tabla, Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt)



PINTURAS DEL COLLEGIO DE CAMBISTAS EN PERUGIA (1497-1500)

El gremio de los cambistas fue uno de los más influyentes de Perugia. En el siglo XV era una institución crucial en la estructura de poder de la ciudad. Su principal responsabilidad era garantizar el valor de la moneda en circulación. La antigua sede del gremio está en el Corso Vannucci, justo al lado del Palazzo dei Priori. Las tres salas de la planta baja se han conservado en su estado original. El edificio había sido anteriormente un monasterio, y en 1428, el Papa Martín V concedió al gremio de cambistas el uso del edificio. Una de las habitaciones, la llamada Sala dei Legisti, era originalmente la tienda, y ahora sirve como entrada al Collegio del Cambio. La sala principal es la Sala di Udienza, mientras que la tercera habitación es una capilla consagrada a San Juan Bautista. La Bodega era el lugar donde se pesaban, se apreciaban las monedas y se confirmaba su valor y autenticidad.


Debido a su techo abovedado decorado con grutescos, la Sala di Udienza parece más alta de lo que realmente es. Su decoración parece tan consistente que uno no sospecha que en realidad fue ejecutada en varias etapas. El tallista florentino Domenico del Tasso (1440-1508) creó el revestimiento de madera con incrustaciones y el "tribunal", ricamente tallado o banco de los jueces entre 1491-1492. Las paredes fueron decoradas con frescos de Perugino entre 1497 y 1500.


El diseño del programa de la decoración al fresco es obra de un erudito muy sofisticado, el humanista Francesco Maturanzio (1443-1518), que había sido maestro de la retórica y la poesía en Ferrara y Vicenza antes de regresar a su tierra natal, Perugia, en 1497.

En un nicho pintado a la derecha de la puerta de entrada se encuentra la figura del cónsul romano Marco Porcio Catón (234-149 aC),  hombre de Estado, que se celebra por su virtud incorruptible. La inscripción latina bajo sus pies insta a que las personas requeridas para dar discursos o servir como jueces dejen a un lado sentimientos como el amor y el odio.



Cada una de las dos lunetas de la pared izquierda presenta una fila de seis figuras de pie frente al horizonte, cada trío de figuras se compone de dos romanos y uno griego; sus nombres aparecen en el suelo bajo sus pies. Por encima de ellas, personificaciones de las cuatro virtudes cardinales se sientan entronizadas en las nubes, dos en cada luneta. Al lado de cada una de las virtudes hay una inscripción ornamental flanqueada por querubines que contiene una descripción en latín de la virtud y alabando a los personajes representados abajo. 

Los hombres famosos representados en el primer compartimiento son Fabio Máximo, Sócrates, Numa Pompilio, Furio Camilo, Pitaco y Trajano. Por encima de ellos las Virtudes cardinales de la Prudencia y la Justicia. A la derecha podemos ver el autorretrato de Perugino. Es evidente la influencia de la obra de Ghirlandaio de la Sala dei Gigli en Palazzo Vecchio de Florencia, con quien había trabajado Perugino en 1482.



Los hombres famosos representados en el segundo compartimiento son Lucius Sicinio, Leonidas, Horacio Cocles, Publio Escipión, Pericles y Quinto Cincinato. Por encima de ellos las virtudes cardinales de la Fortaleza y la Templanza. El autorretrato de Perugino está a la izquierda.



Perugino se inmortaliza a sí mismo con un autorretrato imponente. La inscripción debajo de él lo identifica como "PETRVS Pervsinvs EGREGIVS PICTOR." El epigrama latino que sigue dice: "Cuando el arte del color se había perdido, él lo redescubrió con paciente determinación, y cuando nadie conseguía darle vida, él fue el primero en crear un arte que era hermoso" El verso fue compuesto por Maturanzio. Su redacción y su colocación en el pilar entre los lunetos demuestra que el pintor estaba orgulloso de su logro, como si quisiera situarse entre los más grandes.



Las lunetas más estrechas en la pared trasera presentan dos temas cristianos, la Transfiguración de Cristo


 y la Natividad. 


La mitad delantera de la pared de la derecha está ocupada por la tribuna tallada por Domenico del Tasso. En la luneta a la izquierda de la misma aparecen seis profetas y seis sibilas, cada uno provisto de una profecía inscrita en una cinta. De Izquierda a derecha los profetas Isaías, Moisés, Daniel, David, Jeremías y Salomón; y las sibilas Eritrea, Pérsica, Cumana, Libia, Tiburtina y  Délfica.



Dios Padre aparece más arriba, sosteniendo el Universo en forma de gran bola. Su mandorla está enmarcada por cabezas de serafines y flanqueada por ángeles que le adoran. 



El techo, que consta de dos bóvedas de crucería entrelazadas, presenta los siete dioses planetarios en carros triunfales dentro de unos medallones, las ruedas de sus coches están adornadas con los doce signos del zodíaco; en el centro del techo la imagen del dios Apolo, y a su alrededor Mercurio, Júpiter, Marte, Venus y Neptuno.

Se conservan algunos bocetos previos al fresco de Perugino.

Políptico Certosa di Pavia (1499, óleo y temple sobre tabla, National Gallery, Londres). Las tres tablas que se muestran en este políptico representan al Arcángel San Miguel, la Virgen con el Niño con un ángel, y El Arcángel San Rafael con Tobias. Estas tablas formaban parte de un retablo encargado a Perugino para la Cartuja de Pavía, el monasterio cartujo patrocinado por el duque de Milán. Hoy día se encuentra desmembrado. El retablo originalmente estaba compuesto por seis tablas: Dios Padre en la parte superior, a ambos lados el Arcángel Gabriel y la Virgen de la Anunciación y debajo estos tres paneles. San Miguel con su armadura se muestra como comandante de las huestes celestiales que venció a Lucifer. 


La utilización de la pintura al óleo permite al artista representar la luz reflejada por el metal y los objetos - como el pomo de la espada y la cinta roja - reflejados en ella. La balanza para pesar las almas cuelga de un árbol junto a él. El diablo que se encontraba a sus pies fue recortado cuando se cortaron los tres paneles. Los ángeles que coronan la tabla central son obra de su taller y se incluyeron con posterioridad, parece que se trata de un cuadro independiente que se incluirá también en otra obra de esta época. Pero las miradas lánguidas y angelicales de las figuras son propias del artista, así como el paisaje idealizado en el que se mueven.

Está firmado abajo a la izquierda: PETRVS PERVSINV (S) Pinxit.


Retrato de Don Biagio Milanesi (1499, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). Su nombre aparece escrito en el cuadro con letras de oro, se trata de un monje del Convento de Vallombrosa.



Retrato de Don Baldassare di Antonio di Angelo (1499, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). El personaje de este retrato es el procurador del convento de Vallombrosa de donde vino la pintura.



La Virgen entre San Juan Bautista y Santa Catalina (1500, óleo sobre tabla, Musée du Louvre, París)



Retrato de un joven (1500, óleo sobre lienzo transferido desde tabla, The Hermitage, San Petersburgo, Rusia). La identificación del personaje es complicada por la evidente indiferencia del artista a la hora de individualizarlo y realizar un retrato psicológico, estaba más preocupado por la disposición compositiva de la figura y el ritmo espacial.



La Magdalena (1500, óleo sobre tabla, Galleria Palatina, Palazzo Pitti, Florencia). Durante mucho tiempo atribuido a Leonardo, la autoría de Perugino es aceptada hoy día por unanimidad. En esta pintura de gran belleza, y particularmente acertada tanto en la concepción como en la ejecución, se perciben los aspectos del maestro que influirán en su discípulo Rafael: La composición enmarcada en un óvalo, la cara fuertemente iluminada delineando con delicadeza las pequeñas características. Podría tratarse de un retrato, lo que no ha sido descartado, de hecho Perugino era experto retratos.



Retablo Tezi (1500, óleo sobre tabla, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia). Estaba destinado a la capilla de Angelo Tezi en la iglesia de San Agustín en Perugia. Muestra a la Virgen entronizada en las nubes con el Niño Jesús, cuya mano derecha se levanta en señal de bendición. A la derecha de la Virgen se encuentra el agustino ermitaño Nicolás de Tolentino, y a su izquierda el monje franciscano san Bernardo de Siena. De rodillas en adoración San Sebastián y San Jerónimo, este último con trazos muy del estilo de Rafael.


Esta pintura fue realizada con la colaboración de Eusebio da San Giorgio que fue alumno de Fiorenzo di Lorenzo al igual que Perugino.

Retablo Vallombrosa (1500, óleo sobre tabla, Galleria degli Uffizi, Florencia). Representa una Asunción de la Virgen rodeada de ángeles cantores y a sus pies monjes y santos. Los personajes representados a los pies de la Virgen son, de izquierda a derecha, Giovanni Guadalberto, fundador del monasterio de Vallombrosa, Bernardo degli Uberti, monje del convento, San Bernardo, por quien se rigen las reglas de Vallombrosa, y el Arcángel Miguel.



La familia de la Virgen (1500-1502, óleo sobre tabla, Musée des Beaux-Arts, Marsella). Esta pintura fue encargada por Angelo di Tommaso Conti para su capilla privada en la iglesia de Santa María de los Ángeles en Perugia. Está firmada en la base del trono con la leyenda: PETRVS DE CHASTRO Plebis Pinxit.


Los trece personajes representados de izquierda a derecha son:  San José, a sus pies el pequeño José de Arimatea, María de Cleofás con Santiago el Menor en sus brazos, Santa Ana en el trono con María y el niño, los niños Simón y Tadeo debajo del trono, María Salomé, la esposa de Zebedeo con el niño Juan el Bautista en brazos, el niño Santiago el Mayor a los pies de San Joaquín. Cada personaje lleva escrito su nombre en el nimbo de santidad.

Desposorios de la Virgen (1500-1504, óleo sobre tabla, Musée des Beaux-Arts, Caen). Perugino pintó esta obra para una capilla de la catedral de Perugia, terminada en 1489, en la que se exponía el anillo de compromiso de la Virgen. Esta valiosa reliquia había sido robada de una iglesia en Chiusi en 1478 y había sido recuperada recientemente, por lo que no es sorprendente que ocupe un lugar destacado en el centro de la obra de Perugino.


Rafael se inspirará en esta obra de su maestro para realizar la suya en 1504.

Tobías con el Arcángel Rafael (1500-1505, óleo y temple sobre tabla, National Gallery, Londres). Narra un hecho que aparece en la Biblia, en el libro de Tobías. Tobias fue enviado por su padre Tobit a Media para recuperar una suma de dinero que había escondido allí. El Arcángel Rafael, enviado por Dios para ayudar a Tobit y su familia, preguntó a Tobit (que no reconoce al ángel) si podía acompañar a su hijo en el viaje y recibió el permiso. Llegaron al Tigris, donde Tobías fue atacado por un pez gigantesco. El arcángel le dijo que lo capturara y le hizo conservar su hiel, el corazón y el hígado. Las entrañas resultarán ser el medicamento que restaurará la vista de su padre.



Madonna con el Niño (1501, óleo sobre tabla, National Gallery of Art, Washington)



Madonna y santos adorando al Niño (1503, óleo sobre tabla, The Morgan Library and Museum, Nueva York). Es probable que los santos sean San Juan Evangelista y la Magdalena, lo que nos ofrece una iconografía novedosa para una adoración del Niño.



La Crucifixión (1503-1506, óleo sobre tabla, Sant'Agostino, Siena). Representa la crucifixión con la Virgen y siete santos que son, a la izquierda de la Virgen, Santa Mónica y San Agustín; y a la derecha de la Virgen: una santa no identificada (quizás Santa Catalina de Alejandría), Santa María Magdalena, San Juan Evangelista, San Jerónimo y San Juan Bautista.



La Natividad (1504, óleo sobre tabla, Accademia Carrara, Bérgamo). Se trata de uno de los temas favoritos de Perugino, que sitúa la escena en un paisaje amplio sobre el que destaca las figuras en adoración. Esta versión que está en Bérgamo fue pintada en el taller de Perugino con la participación directa del maestro.



El combate entre el Amor y la Castidad (1505, óleo sobre lienzo, Musée du Louvre, París). Esta pintura fue encargada por Isabella d’Este para su studiolo. Se dio a Perugino un programa iconográfico detallado elaborado por el humanista de la corte y astrólogo Paride Ceresara. Perugino comenzó el encargo en 1503 siguiendo las instrucciones proporcionadas. Después de muchos desacuerdos y decepciones, terminó la obra en 1505.



La Trinidad y seis santos (1505, fresco, Iglesia de San Severo, Perugia). Este fresco formaba parte de una composición mayor. Dos inscripciones indican la contribución de Rafael. Los santos de la mitad inferior fueron completados por Perugino en 1520.



Madonna con el Niño y san Juan (1505-1510, óleo sobre tabla, National Gallery, Londres)



Asunción de la Virgen (1506, óleo sobre tabla, Santissima Annunziata, Florencia). Esta pintura fue encargada a Perugino para decorar el lateral del retablo de Filippino Lippi, el Descendimiento, que fue completado por Perugino después de la muerte de Lippi.



Natividad o Il Presepio (1506-1510, óleo sobre tabla, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia). Esta tabla, realizada para la Iglesia de San Agustín de Perugia, era el centro de un gran políptico que fue desmembrado. El Bautismo de Cristo debió formar parte de este retablo.



Bautismo de Cristo (1510, óleo sobre tabla, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia)



San Nicolás de Tolentino (1507, óleo sobre tabla, Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma). Esta pintura fue parte de una serie de ocho paneles pintados para un altar de la Iglesia de la Annunziata en Florencia. El encargo se realizó originalmente a Filippino Lippi que fallece durante la ejecución de la obra, y pasó a Perugino, que terminó la obra en noviembre de 1507. El altar fue definitivamente desmantelado y disperso en 1654. Cinco pinturas más sobrevivieron; dos en el Museo Metropolitano de Nueva York, otros dos en Altenburg y uno en una colección privada en Sudáfrica.


En el libro abierto es la inscripción, "SERVUS TUUS Ego sum ET FILIUS ANCILLE mar".

PINTURAS DEL TECHO DE LA ESTANCIA DEL INCENDIO DEL BORGO EN EL VATICANO (1507-1508)



El Papa Julio II encargó a Perugino decorar la bóveda en la Stanza dell'Incendio di Borgo. Cuatro Tondos en el cielo que incluyen el primero a Dios Padre, 



el segundo a Cristo y san Juan Bautista, 



el tercero a la Trinidad y apóstoles, 



y finalmente el cuarto a Cristo entre la Justicia y la Gracia. 



Estos frescos del techo estaban destinados claramente a relacionarse con los murales planeados para las paredes, pero nada se sabe acerca de los temas que Julio II había planeado. Entre 1514 y 1517 Rafael y su taller pintarán al fresco las paredes a instancias de León X y darán nombre a la sala. Las escenas representadas claramente se relacionan con el nuevo Papa y no hay relación con lo realizado por Perugino.

La Virgen y el Niño con santos (1515, óleo sobre lienzo, Galleria Nazionale dell'Umbria, Perugia).



Madonna con el Niño (?, óleo sobre tabla, Galería Borghese, Roma). Esta Madonna se atribuye a Perugino, pero es evidente la mano de un colaborador.


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