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viernes, 26 de marzo de 2010

PINTURA RENACENTISTA FLAMENCA: EL BOSCO

Jerome van Aken conocido como EL BOSCO (Hertogenbosch 1450?- Hertogenbosch 1516?) pintor holandés de familia de pintores de origen alemán (probablemente su familia tomara el apellido de su ciudad de origen Aquisgrán (Aachen), en Alemania) seguidor de la corriente Gótico Flamenca

Lo más probable es que desarrollara toda su carrera en la ciudad de Hertogenbosch en la que nació. Estaba bien situado económicamente tanto por su matrimonio como por su éxito como pintor. 

Era un devoto católico a pesar de que en el siglo XVI se calificara a su pintura de herética, pero lo que realmente plasmaba era una crítica sutil a ciertas costumbres mal adquiridas por ciertos estamentos de la Iglesia y por los católicos. 

La mayoría de su obra nos ha llegado, pero es complicada su datación por lo que no se puede establecer una sucesión cronológica fiable. A pesar de todo los investigadores han establecido un cierto orden sobre todo para su etapa de juventud basándose en un menor desarrollo de la técnica y un mayor convencionalismo, aunque ya empieza a mostrar la debilidad humana ante la tentación y el pecado. 

El Bosco critica principalmente la ignorancia, la credulidad y los aspectos en los que el hombre se muestra como ser absurdo y esto se verá plasmado en su pintura en la manera en que representa a los demonios y a los magos y brujas.

Respecto a su estilo, a pesar de ser hijo de un pintor, destaca por su originalidad, teniendo poco en común con las grandes figuras de su época como Jan van Eyck o Roger van der Weyden. El Bosco se muestra frente a ellos como más original y moderno, lo que debió impactar en su época, a pesar de lo cual tuvo gran éxito y sus obras se repartieron por toda Europa. 


Su manera grotesca de representar nos introduce en la pintura psicológica que tan de moda se puso luego en el siglo XX con la corriente Surrealista, especialmente Salvador Dalí que lo tomó como inspiración. El simbolismo aparece en todas sus representaciones maduras, llamando al espectador a mirar más allá de las imágenes y buscar el trasfondo. 

Felipe II será, en el siglo XVI uno de sus grandes admiradores y recopilará gran cantidad de sus obras que hoy se encuentran repartidas entre el Museo del Prado y el Monasterio de El Escorial. En pintura uno de sus grandes seguidores será Peter Bruegel el Viejo, aunque no llega al mismo nivel de genialidad de El Bosco.

Su técnica era maestra, siendo un gran dibujante, así como maestra era el uso que hacía del color, con gran gusto por los tonos pastel. Fue gran pintor de paisajes con los que estudia el espacio, gran retratista siendo pionero en Flandes del retrato psicológico y maestro en la composición. Gusta de representar lo monstruoso, teniendo gran imaginación a la hora de realizar figuras simbióticas entre hombre y animal, siempre al servicio de un mensaje moralista.

Su obra la realiza al óleo sobre tabla, aunque a veces usa también la témpera, de las que nos han llegado gran cantidad de bocetos previos.

A la hora de su muerte, El Bosco fue celebrado como un pintor excéntrico y visionario, obsesionado con los tormentos del infierno. Muchos de sus principales clientes fueron familias nobles de Holanda, Austria y España.

Rostro de Mujer” (Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam)



Rostro de alabardero” (Museo del Prado, Madrid)


Imagen de dos hombres” (Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam)



Epifanía” (1475-80, Museum of Art, Philadelphia, USA). El Bosco vuelca en esta obra todo su cariño y tenura a la hora de representar. El niño tiende sus brazos hacia el rey mago que acude a adorarlo. José permanece discretamente retirado al fondo. El autor, a pesar de ser uno de sus primeros trabajos, se muestra detallista, aunque aún no domine el espacio.


Ecce Homo” (1475-80, témpera y óleo sobre tabla, Städelsches Kunstinstitut, Frankfurt). Se trata de una de las primeras obras de El Bosco, muy apegada aún a los gustos de la época y siguiendo los cánones marcados por la pintura medieval. Cristo aparece frente a la multitud y es presentado por Pilatos de cuya boca salen las palabras "Ecce Homo" como era tradicional en la pintura flamenca, la masa grita "Crufige eum" y en una tercera inscripción se lee "Salve nep Redentor Christe" saliendo de la boca de los donantes que han sido borrados. Una de las torres del fondo tiene la media luna turca, se debe a que en época de El Bosco se identificaba a los enemigos de Cristo con el Islam.


La sanación del loco” (1475-80, Museo del Prado, Madrid). Probablemente esta obra no sea completamente de El Bosco, lo que si parece seguro es que el fondo de paisaje es suyo, ya que es prácticamente idéntico al de la Epifanía. La forma de representar los personajes no parece salida de su mano. La tabla representa la extracción de la piedra de la locura de la cabeza de un hombre, un curandero realiza la operación mientras un monje y una monja observan. Sin duda se trata de una crítica, ya que esta operación solo se realizaba en la literatura y normalmente con resultados negativos. La crítica es completa ya que lo que extrae de la cabeza del hombre no es una piedra, sino un tulipán, flor que era considerada la flor de los tontos. Varios detalles completan el cuadro humorístico: el embudo sobre la cabeza del curandero, el libro sobre la cabeza de la monja y la inscripción que dice: "maestro, corta la piedra, mi nombre es Lubbert Das", siendo Lubbert el nombre que se da a los tontos en holanda. Brueguel el Viejo realizará una obra con el mismo tema.


El Mago” (Musée Municipal, Saint-Germain-en-Laye), no es el original, que se perdió, sino una copia fiel de éste. Un mago embauca a un grupo de personas mientras su cómplice roba a un anciano sin que éste se de cuenta. Solo un joven entre el público parece notarlo. Al igual que en los retratos que hemos visto, El Bosco utiliza los perfiles para mostrar el carácter de las personas, en este caso la afilada nariz del mago nos indica su carácter inmoral.


Cristo cargando con la Cruz” (1480’s, Kunsthistorisches Museum, Viena). Ya en sus primeros trabajos El Bosco muestra su genialidad como retratista, realizando con maestría el retrato psicológico en este caso de las turbas que acompañaban a Jesús hacia el Calvario. Muecas, fealdad, odios, venganzas,... y en el centro un Cristo aplastado por el madero y martirizado por dos trozos de madera con clavos que cuelgan de su cintura y golpean sus tobillos y sus pies; ésta fue una licencia muy utilizada por los pintores holandeses de su época. En la base de la tabla vemos al mal ladrón llevado hacia el suplicio mientras que el buen ladrón cae de rodillas ante un sacerdote, también esta licencia la veremos repetida más adelante en uno de los reversos de las hojas del tríptico "Las Tentaciones de San Antonio" (Lisboa).


El reverso de "Cristo cargando con la Cruz" nos muestra una representación inusual de Cristo Niño aprendiendo a andar con un andador, en sus manos lleva un molinillo probablemente como símbolo de la Cruz. Relata así los primeros pasos del Señor frente a los últimos dados en ésta vida antes de su muerte en la Cruz. Está realizado en grisalla, una técnica de pintura usada también en los bocetos y que El Bosco solía utilizar para decorar los reversos de las tablas y las hojas de los trípticos.


Los Siete Pecados Capitales” (1480, Museo del Prado, Madrid). Uno de los primeros trabajos de El Bosco que perteneció a Felipe II que lo tenía en su habitación del Monasterio de El Escorial. Se trata de una tabla rectangular con 5 tondos, el central más grande tiene en el centro la imagen de Cristo Resucitado, a su alrededor se representan los 7 pecados capitales en forma de orla. El conjunto nos está diciendo que Dios todo lo ve: la ira en la que un hombre agrede a una mujer a los pies de la imagen de Cristo; a su derecha la vanidad en forma de una mujer que se mira al espejo; a su derecha la lujuria representada por dos amantes que escuchan música en una tienda entretenidos por un bufón; le sigue la pereza en la que una mujer preparada para ir a la Iglesia trata de despertar a un hombre que duerme profundamente; la gula representada por un hombre que come ávidamente; la avaricia muestra a un juez que se deja sobornar y la envidia que analizamos más abajo. Los tondos laterales muestran a la derecha el Juicio Final y el Cielo y a la izquierda la hora de la muerte y el infierno: las 4 últimas etapas de la vida según los manuales medievales de espiritualidad.



El detalle muestra "La envidia", una pareja asoma por la ventana de su casa observando a un rico caballero cuyo sirviente carga con sus posesiones, al lado de la pareja aparece la hija de éstos hablando con un hombre por la ventana, mientras que unos perros a los pies de los ventanales miran con avidez el hueso que el padre tiene en sus manos despreciando los huesos que les rodean que está basado en un proverbio flamenco "perros con un hueso rara vez llegan a un acuerdo". Muestra la insatisfacción del hombre con lo que tiene, siempre quiere más y envidia a los que lo poseen.


Detalle de "La Gula" que representa a un hombre devorando la comida y a sus pies su hijo que aparece defecándose en su ropa.



Detalle de la Vanidad o el orgullo, en forma de una mujer que se mira al espejo mientras se arregla el tocado, sin darse cuenta que un diablo es quien sostiene el espejo.


El detalle muestra el infierno, uno de los tondos de "Los siete pecados Capitales". Se trata de un tema muy representado por el Bosco, y veremos cómo evoluciona a la hora de representar los tormentos de la condenación.



Crucificado con el donante” (1480-85 Musées Royaux des Beaux-Arts, Brussels), es una de las pocas obras de El Bosco que se amolda a los gustos y tradiciones de la época, y se trata de un caso único. El donante aparece de rodillas a la derecha junto con su patrón San Pedro, al que se reconoce por las llaves que son su símbolo, lo que nos indica que el nombre del donante era Pedro, pero no sabemos nada más excepto que pudo vivir en Brabante y por la espada y la vestimenta puede tratarse de un hombre que estaba al servicio de un gran señor de la ciudad. A la izquierda del Crucificado aparecen la Virgen María y San Juan que hace el gesto a María de que interceda por el donante ante el Señor. El centro y eje de la pintura es Cristo en la Cruz. El paisaje es real, se trata de la ciudad de Brabante, de hecho sitúa la Cruz en el lugar destinado a las ejecuciones de los condenados de dicha ciudad. El fondo está bien tratado, al matizar los verdes consigue la sensación de perspectiva, ayudándose mediante los trazados de los caminos. También hay un cierto tratamiento de las tonalidades de la piel de Cristo, cuya blancura indíca la muerte.



Ecce Homo” (1490’s, Museum of Art, Philadelphia, USA)


La muerte del avaro” (1490, National Gallery of Art, Washington). Esta pequeña tabla refleja el interés de El Bosco en representar la lucha entre ángeles y demonios, en este caso con ocasión de la muerte de un hombre rico. Aparece así la muerte por la puerta de la estancia, mientras que el moribundo se incorpora tratando de coger una bolsa de oro que le ofrece un demonio por detrás del dosel de su cama. El moribundo no quiere mirar hacia su ángel de la guarda que a la derecha le indica el Crucifijo, mientras es observado por otro diablo que asoma sobre el dosel. Otro demonio asoma de dentro de un arcón a los pies de la cama lleno de riquezas mientras otro aparece por debajo de él, y otro más en primer plano sujeta varias telas. La figura del avaro se repite a los pies de la cama, agarrando con una mano un rosario y con la otra aferrándose a las riquezas guardadas en el arcón. La representación se inspira en la obra "Ars Moriendi" muy popular entre los cristianos de la época que enseñaba el buen morir y que afirmaba que los hombres sufren a la hora de la muerte la tentación del diablo, mientras que un ángel guarda su cama defendiéndole de los ataques del maligno.



Las Bodas de Caná” (Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam). Uno de los primeros trabajos de El Bosco en las que ya deja ver el transfondo de crítica social al contraponer los aspectos espirituales y los carnales. No se encuentra en las mejores condiciones, ya que algunas figuras de la parte alta fueron mutiladas, y los perros que aparecen en la parte baja se añadieron en el siglo XIX. Los detalles que nos llevan al mundo de la carne son: el músico que toca la gaita con aspecto demoniaco y borracho; los capiteles de las columnas con imágenes de diablos que han cobrado vida uno de los cuales se escapa por un agujero de la pared; a la derecha dos sirvientes que llevan sendas bandejas, una con una cabeza de jabalí y la otra con un cisne que escupe fuego por la boca, el símbolo de Venus y la falta de castidad... Ante todo esto Cristo y sus disípulos, a la derecha de la representación, aparecen pensativos, como sin darse cuenta del mal que se ha hecho presente en la celebración, mientras que la Virgen María se vuelve hacia los novios que ocupan el centro de la tabla. Algunas tradiciones identifican al novio con San Juan Evangelista, es por ello que el Bosco utiliza el rostro del Santo que luego repetirá en otras representaciones. En conjunto el Bosco hace la tradicional contraposición del mundo de la carne y el mundo del Espíritu.



San Cristobal” (Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam). Cuenta la leyenda que San Cristobal era un caballero que dedicó su vida a servir al rey y al diablo, hasta que un día se convirtió al Cristianismo. El Bosco pinta al santo llevando a Cristo niño sobre sus hombros, con gran movilidad que queda plasmada en la túnica y la capa. San Cristobal se encuentra rodeado de varias figuras alegóricas, a su derecha un ermitaño cuya cabaña se ha convertido en una vasija de barro de aspecto diabólico, a la izquierda un hombre parece ahorcar a un oso, al fondo un hombre huye desnudo ante la presencia de un dragón que surge entre las ruinas de un castillo...


El Caminante” (Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam). Esta representación tiene mucho en común con las representaciones del peregrino que ilustran los reversos de las hojas de los Polípticos del "Carro de heno". Como en esos ejemplos aquí vemos también un perro gruñendo, el símbolo de la calumnia, así como alusiones a la lujuria que representa en forma de pareja que asoma por la puerta de la taberna del fondo, así como a los pecados del mundo en forma de joven que orina en la esquina de dicha taberna mientras que alguien curiosea por la ventana. El protagonista pasa de largo no sin echar una mirada a la tentación. Algunos investigadores creen que lo que el autor quiso representar es el regreso del hijo pródigo.


San Juan Bautista en meditación” (Museo Lázaro Galdiano, Madrid), muestra a un Bautista meditativo mientras observa la imagen del Cordero de Dios, se trata del "Precursor Christi" (precursor de Cristo). Todo el conjunto está envuelto en un paisaje de gran fondo y lleno de vegetación que poco tiene que ver con el desierto.

La barca de los locos” (1490-1500, Musée du Louvre, Paris). El Bosco representa a la humanidad entera navegando en un barco. Lo que representa es la tontería de la humanidad, sus frivolidades y superficialidades. El barco navega a la deriva. Se trata de representar la impiedad y la estupidez humana en general, la de todos y cada uno de nosotros cuando pasamos por la vida sin ver su trascendencia. La impiedad viene marcada por la bandera que dirige la nave, que lleva impresa una media luna, la del Islam enemigo de Cristo tal y como se concebía en época de el Bosco.


Coronación de Espinas” (1495-1500, National Gallery, London). Representa esta escena de la Pasión de Cristo justamente en la acción de la colocación de la corona sobre su cabeza por cuatro hombres de rostros muy expresivos, todo ello enfundado en un limitado espacio subrayando la importancia del mensaje a primera vista. El cuerpo del Señor destaca en tonos blancos y brillantes sobre el fondo azul y los tonos oscuros de las vestimentas de sus verdugos. Su gesto es de entrega, mirando al espectador con sentido interpelativo. Parece que no se altera ante las burlas y escarnios de los que le rodean. El conjunto es intemporal, al estilo de las pinturas flamencas de la época, ya que las vestimentas se corresponden al s. XV.



Cristo Coronado de Espinas” (Monasterio de San Lorenzo, El Escorial). Uno de los temas repetidos por el autor. Aquí, a pesar de su estilo evolucionado (expresividad y ralismo), sigue modelos medievales diseñando un tondo y utilizando el pan de oro como fondo. Cristo, como ya es usual en sus representaciones del tema, interpela al espectador en este caso con cierto gesto de sufrimiento, mientras que sus verdugos se ensañan con Él de forma violenta. El hombre de la derecha, con bigotes de rata, arranca violentamente la túnica de Cristo con su puño de hierro. Sobre la peana en la que aparece sentado el Señor uno de los hombres pone su pie, como queriendo reforzar su postura amenazante.

El Jardín de las Delicias” (1500, Museo del Prado, Madrid). Se trata de una de las pinturas más enigmáticas de la historia y la más famosa de El Bosco. Es evidente que no se destinó a un centro religioso y que ha sido realizada para ser observada largamente a corta distancia, a pesar de su gran tamaño, por ello se cree que se hizo por encargo para una familia noble. Puede ser interpretada desde un punto de vista literal y también desde un punto de vista alegórico. En conjunto puede ser interpretada como la historia del pecado, específicamente el pecado de la carne, desde los origenes en el Paraíso (panel izquierdo) hasta la llegada al infierno (panel derecho). Seguiría así el modelo narrativo de El Bosco, el mismo que luego utilizará para realizar "El Carro de Heno".


El panel central es difícil de interpretar ya que carece de eje central, las figuras se raparten de forma ordenada alrededor de toda la superficie, creando diferentes escenarios pero sin una narrativa concreta que los una. Se trata de cientos de figuras humanas de seres jóvenes, no hay niños ni viejos, que se mezclan con animales reales y fantásticos y con frutas y flores de simbología erótica. Se trata de los hijos de Adán y Eva, la humanidad que se divierte de forma inconsciente.


El Bosco parece representar la infancia del mundo, cuando hombre, animales y plantas vivían en armonía. Pero todo ello aparece cuajado de alusiones simbólicas de carácter erótico.


Sobre el fondo colorista destaca de vez en cuando el cuerpo de un hombre de color, acogiendo así a toda la creación, que aparece moviéndose en un ambiente idílico.


El Bosco representa una multitud de hombres y mujeres desnudos, junto con animales y plantas en una composición luminosa y llena de detalles en miniatura. Utiliza colores cálidos y el negro a penas aparece salvo para marcar sombras. Pero todo ello sirve al autor para destacar los peligros de la carne.



El Bosco representa la relación sexual con la mentalidad medieval: como un mal necesario que puede llevar al pecado en su exceso. Lo que representa en esta tabla es el exceso.

Un desfile de hombres mezclados con animales se dirige hacia un lago en el que se encuentran las mujeres, una de ellas sale del agua y es recibida por un hombre. Se trata de una alegoría de la atracción sexual.


El detalle muestra la naranja, la mayoría de los estudiosos han identificado las frutas y flores que aparecen en la tabla como símbolos eróticos populares en la Holanda del siglo XV. El acto sexual se identificaba en la antigua Holanda con la recolección de frutas, así como la fresa se unía al placer.

Todo el conjunto muestra los peligros de la carne mediante el simbolismo, como la pareja encerrada en una gran burbúja cristalina y el hombre hundido en el agua que deja ver la parte inferior de su cuerpo y tapa sus partes pudendas con las manos. Pero también se puede hacer la lectura de la fragilidad del amor, que es como el cristal.


El detalle muestra el cardo de la muerte.



La hoja izquierda muestra "El Paraíso" así como la Creación del hombre y la mujer, siendo la figura central Cristo como creador. Aparecen en el fondo gran cantidad de animales, algunos fantásticos como el unicornio que bebe del río. Animales no comunes en Europa que probablemente conocía el Bosco por la lectura de libros y la visión de láminas que tan de moda estaba en aquella época, sobre todo de la India, donde muchos colocaban el Jardín del Edén.


El detalle muestra la Creación del hombre y la mujer. Dios (Cristo) en el centro da la mano a Eva a la que acaba de crear, a su izquierda, sentado, aparece Adán. El conjunto simboliza el matrimonio de la humanidad con Cristo.




El detalle muestra la Fuente de la Vida, que es el eje central de la hoja izquierda que muestra el Paraíso.


Hoja derecha "El Infierno": Frente al desenfreno de las escenas de la tabla central del Jardín de las Delicias, la hoja derecha muestra el infierno de la forma más cruel de las representadas nunca por el autor. El eje central es la imagen de un hombre-árbol con el tronco despedazado y todo a su alrededor muestra la visión más dramática del infierno con el estilo del Bosco y basándose en los pecados capitales como es su costumbre. Es interesante fijarse en cada detalle, de los que está la pintura llena, trataré a continuación de describir algunos de ellos.



En el centro del infierno la imagen del hombre-árbol con el cuerpo en forma de un gran huevo cuyas piernas en forma de tronco descansan sobre barcas se corresponde con el del Árbol de la Vida de la hoja izquierda. En el interior de su cuerpo aparece una gran taberna, mientras que sobre su cabeza se representa a los demonios que acompañan a los condenados alrededor de una enorme gaita. Se trata de una representación de difícil interpretación, muy cercana a la de los extraños y enigmáticos sueños que representó Salvador Dalí en sus obras. Al fondo la imagen de dos enormes orejas que en forma de vehículo transportan un gran cuchillo con la "m" marcada cuyo significado se ignora, puede tratarse de la m de “mundus” o el símbolo del Anticristo cuyo nombre, según algunas profecías medievales empezaba con ésta letra. 


En éste detalle aparecen los demonios ejecutando a los condenados mediante la espada y un gran cuchillo marcado con la “m”. Sobre el cuchillo la imagen de un hombre derribado por una jauría de perros que lleva un cáliz en sus manos, puede ser castigado por el pecado de blasfemia o sacrilegio.


El detalle muestra las consecuencias del exceso del juego y las tabernas. Sobre él se muestra el infierno de los músicos, en él instrumentos que aparentemente son inofensivos e inocuos adquieren tamaños monstruosos convirtiéndose en los instrumentos de tortura para los condenados.


El detalle muestra a un monstruo con cabeza de pájaro que devora los cuerpos de los condenados a los que luego defeca envueltos en una masa repugnante y los lanza a un agujero que se abre al abismo. Alrededor de la fosa se muestran diversos pecados: la vanidad que se ve reflejada en las posaderas de un diablo, la glotonería que aparece vomitando en la fosa y la pereza en forma de un hombre tumbado que es acosado por los demonios.


Reverso de las hojas laterales: Al cerrarse el tríptico podemos encontrar la imagen del mundo, como una gran esfera celeste de cristal que acoge toda la temporalidad de la vida del hombre en la tierra.


El Carro de Heno” (1500-1502, Museo del Prado, Madrid). Existen dos versiones prácticamente iguales, ésta en el Prado y una segunda en el Monasterio de El Escorial. Ambas han sido restauradas en numerosas ocasiones y no hay acuerdo sobre cuál es la original. En la hoja izquierda vemos el Paraíso y la caída del hombre y los ángeles, en el centro el Carro de Heno que muestra todos los pecados capitales, y en la hoja derecha vemos el infierno. La imagen del centro es novedosa: un gran carro de heno que es empujado por los demonios hacia la condenación (el infierno del panel derecho) y rodeado de forma simbólica por los pecados del hombre. Sobre el carro el hombre que se debate entre el bien (ángel) y el mal (el diablo músico) y que debe emplear su libertad para elegir. El Bosco se muestra particularmente crítico en esta obra con toda la sociedad de su época, parece que haya pocas ocasiones en las que el hombre elige los caminos de Dios, como el peregrino del anverso de las hojas. Representa el proverbio flamenco: "El mundo es un pajar del que cada uno toma lo que puede".


El Bosco muestra los Pecados Capitales y otros pecados derivados de éstos. La avaricia que lleva a la discordia y al asesinato, representadas delante del carro, el pecado de orgullo de los prelados y gobernantes que caminan detrás del carro, el engaño y la mentira representados en la parte inferior izquierda en la figura de un hombre con sombrero de copa junto a un niño (falso mendigo) que también tiene la lectura del abuso de la infancia, el falso médico que en la parte inferior central engaña a los hombres con falsos remedios a sus males, el clero corrupto aparece representado por varias monjas que exigen donativos que engordan una gran bolsa y por un monje que devora ansiosamente en una mesa en la esquina inferior derecha de la Tabla. Toda ella aparece cuajada de otras figuras en posición de asaltar, asesinar, muestras de lujuria, etc. Hay figuras cuyo significado no es claro, como la presencia de los amantes sobre el carro que aparecen más como una expresión plácida y armoniosa del amor humano que del pecado de la lujuria. Aparecen representadas dos parejas que muestran la diferencia de clases sociales, una mejor vestida aparece sentada mientras que la otra, de clase más sencilla destaca sobre el árbol. Dos figuras rodean las escenas: un ángel en posición de orar y un diablo que toca una trompeta. Es la lucha en el amor humano entre la castidad y la lascivia. Por encima de todo ello la imagen de Cristo Resucitado, que observa haciendo una llamada al arrepentimiento ante la inminente llegada del Juicio.



La hoja izquierda del Tríptico muestra la Creación y el pecado original, así como la expulsión de los ángeles rebeldes del Paraíso. Se trata de una temática repetitiva en las obras de El Bosco, como en "E Juicio Final" y la tabla del Paraíso del Museo del Prado. Al fondo la creación de Eva, en plano medio el pecado original y en primer plano la expulsión del Paraíso. Sobre ellos, Dios en Majestad que expulsa a los diablos rebeldes del Paraíso.


La hoja derecha muestra el infierno cuya imagen central es una torre en construcción. Parece que El Bosco se ha inspirado en la visión que San Gregorio tuvo del Cielo, en el que contempló una alta torre construida con ladrillos de oro, cada ladrillo era una obra de caridad realizada en la Tierra. El autor introduce este tema en el infierno, como una alta torre en construcción formada por los pecados cometidos en el mundo. También puede tratarse de la imagen de la Torre de Babel, con la que los hombres intentaron derribar las puertas del Cielo. A los pies de esta construcción aparecen los demonios muy ocupados en infringir tormentos a los condenados. Todo ello en un ambiente sofocante de fuego y tinieblas.


El reverso de El Carro de Heno muestra la imagen en primer plano de un peregrino, su título el “El Peregrino” o “El Camino de la Vida”, un hombre que ya no es joven y camina encorvado llevando una cesta de mimbre y apoyándose en un cayado. Todo lo que le rodea muestra peligros: los huesos a sus pies, el puente sobre el que va a pasar que se nos muestra frágil. Y camina rodeado de varios de los peligros del mundo: el robo, la lujuria, la maledicencia,... algunos tratados con elementos simbólicos como el perro que ladra que es la imagen de la calumnia. La pareja de bailarines al son de la gaita representa los pecados de la carne y a la izquierda vemos a un grupo de asaltantes atacando a un hombre. Al fondo unas estructuras que semejan a una horca y al poste en el que se exponían los cuerpos, lugar de suplicio de los condenados.


Carro de Heno” (1500-1502, Monasterio de San Lorenzo, El Escorial, Madrid). Al igual que en el del Prado nos muestra la vida de los hombres apartada de la Ley de Dios y despreocupada por el Juicio Venidero. El Bosco muestra los Pecados Capitales y otros pecados derivados de éstos. La avaricia que lleva a la discordia y al asesinato, representadas delante del carro, el pecado de orgullo de los prelados y gobernantes que caminan detrás del carro, el engaño y la mentira representados en la parte inferior izquierda en la figura de un hombre con sombrero de copa junto a un niño (falso mendigo) que también tiene la lectura del abuso de la infancia, el falso médico que en la parte inferior central engaña a los hombres con falsos remedios a sus males, el clero corrupto aparece representado por varias monjas que exigen donativos que engordan una gran bolsa y por un monje que devora ansiosamente en una mesa en la esquina inferior derecha de la Tabla. Toda ella aparece cuajada de otras figuras en posición de asaltar, asesinar, muestras de lujuria, etc. Hay figuras cuyo significado no es claro, como la presencia de los amantes sobre el carro que aparecen más como una expresión plácida y armoniosa del amor humano que del pecado de la lujuria. Aparecen representadas dos parejas que muestran la diferencia de clases sociales, una mejor vestida aparece sentada mientras que la otra, de clase más sencilla destaca sobre el árbol. Dos figuras rodean las escenas: un ángel en posición de orar y un diablo que toca una trompeta. Es la lucha en el amor humano entre la castidad y la lascivia. Por encima de todo ello la imagen de Cristo Resucitado, que observa haciendo una llamada al arrepentimiento ante la inminente llegada del Juicio.


La hoja izquierda del Tríptico muestra la Creación y el pecado original, así como la expulsión de los ángeles rebeldes del Paraíso. Se trata de una temática repetitiva en las obras de El Bosco, como en "E Juicio Final" y la tabla del Paraíso del Museo del Prado. Al fondo la creación de Eva, en plano medio el pecado original y en primer plano la expulsión del Paraíso. Sobre ellos, Dios en Majestad que expulsa a los diablos rebeldes del Paraíso.


La hoja derecha muestra el infierno cuya imagen central es una torre en construcción. Parece que El Bosco se ha inspirado en la visión que San Gregorio tuvo del Cielo, en el que contempló una alta torre construida con ladrillos de oro, cada ladrillo era una obra de caridad realizada en la Tierra. El autor introduce este tema en el infierno, como una alta torre en construcción formada por los pecados cometidos en el mundo. También puede tratarse de la imagen de la Torre de Babel, con la que los hombres intentaron derribar las puertas del Cielo. A los pies de esta construcción aparecen los demonios muy ocupados en infringir tormentos a los condenados. Todo ello en un ambiente sofocante de fuego y tinieblas.


El reverso de El Carro de Heno muestra la imagen en primer plano de un peregrino, su título el “El Peregrino” o “El Camino de la Vida”, un hombre que ya no es joven y camina encorvado llevando una cesta de mimbre y apoyándose en un cayado. Todo lo que le rodea muestra peligros: los huesos a sus pies, el puente sobre el que va a pasar que se nos muestra frágil. Y camina rodeado de varios de los peligros del mundo: el robo, la lujuria, la maledicencia,... algunos tratados con elementos simbólicos como el perro que ladra que es la imagen de la calumnia. La pareja de bailarines al son de la gaita representa los pecados de la carne y a la izquierda vemos a un grupo de asaltantes atacando a un hombre. Al fondo unas estructuras que semejan a una horca y al poste en el que se exponían los cuerpos, lugar de suplicio de los condenados.


El Paraíso y el Infierno” (1500-1504, Palazzo Ducale, Venecia). Realizados en un posible viaje a Venecia y claramente influenciados por Dierick Bouts, aunque no hay unanimidad a la hora de atribuirlas a El Bosco aunque su atribución es más que probable. Se trata para algunos de tablas pertenecientes a un políptico sobre el Juicio Final, pero otros opinan que se trata de tablas individuales realizadas de forma independiente para ilustrar el juicio particular. Están muy dañadas ya que han sufrido diferentes malas restauraciones a lo largo de los años. Se trata de una de las obras con trasfondo más místico de las realizadas por El Bosco. El primer panel muestra a un grupo de ángeles dirigiendo a los salvos hacia la Fuente de la Vida, para llegar a ella deben recorrer un camino mostrado como un terreno lleno de ondulaciones que les purificará. El grupo de salvos mira a la Fuente con expectación.


La segunda tabla muestra la entrada de los salvos en la Gloria, a través de un pasadizo de luz que destaca sobre la oscuridad de la noche. El grupo de ángeles custodios acompaña a los hombres mirando con arrobo el foco de luz mientras que los hombres se deshacen de sus cuerpos mortales y flotan atraídos a la unión con Dios. El Bosco representa aquí una experiencia mística de la que pocos han podido disfrutar en la Tierra, solo descrita por los santos místicos.


La tercera tabla muestra la caída de los condenados empujados por los demonios al infierno, representado como rocas que escupen fuego en medio de la oscuridad entre las que unos demonios esperan recibir el cuerpo de los condenados para iniciar el martirio eterno.


La cuarta y última tabla muestra el Purgatorio, también mostrado como fuego purificador en el que unos penitentes se encuentran ensimismados en sus remordimientos, otros nadan en las aguas de la purificación y otros sufren torturas físicas, todo ello en un ambiente sombrío y escarpado.


Tríptico del Martirio de Santa Liberata” (1500-1504, Palacio Ducal de Venecia), uno de las tablas realizadas por El Bosco en su posible viaje a Venecia. No se puede asegurar que no se trate del martirio de Santa Julia, una santa de Córcega. Pero la mayoría acepta que se trata de Santa Liberata, princesa de Portugal que fue crucificada por negarse a aceptar el matrimonio. Tampoco es claro si El Bosco lo pintó en un posible viaje a Venecia o que fuera encargado por comerciantes italianos de viaje a Flandes. Es uno de los pocos ejemplos de martirios en la pintura de El Bosco, que no gustaba de representar este tipo de temas tan medievales, tampoco gustaba de pintar milagros. A los lados vemos a San Antonio en oración en la hoja izquiersda y a dos traficantes de esclavos en la hoja derecha, la atribución de estas dos tablas es dudosa.


La tabla central muestra el martirio de la santa en la Cruz. Aparece coronada y vestida ricamente con la falda atada sobre sus pies dejando claro su origen real. Es muy probable que se trate de Santa Liberata ya que era una leyenda muy de moda en su ciudad natal.



La caída de los ángeles rebeldes” (1500-1504, Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam). Junto con la tabla siguiente formaban parte de un Tríptico cuya tabla central ha desaparecido. Ésta hoja muestra la caída de los ángeles rebeldes, tema muy reiterado en la pintura de El Bosco. Los tonos monocromos de la grisalla son más típicos de los reversos que de los anversos de las pinturas del autor por lo que es probable que se trate del reverso.

El otro lado de esta tabla muestra la humanidad acosada por los demonios en dos tondos y la petición de misericordia, su policromatismo indica que puede tratarse del anverso.


El Arca de Noé en el Monte Ararat” (1500-1504, Museum Boijmans Van Beuningen, Rótterdam) es la segunda hoja compañera de la anterior también en grisalla, muestra la escena del final del Diluvio cuando el Arca queda anclada sobre el monte santo de los Judíos. Las aguas se retiran y dejan ver los cuerpos de aquellos que cayeron bajo las aguas.


En el otro lado de esta tabla encontramos de nuevo dos tondos con el tema de las tentaciones de la humanidad y la misericordia.


Tríptico de los Santos Ermitaños” (1505, Palacio Ducal de Venecia). Pintado durante su posible estancia en Venecia, se considera la mejor de las obras que realizó allí. El estudio del paisaje en este cuadro es mucho más sombríos que en otros casos, aunque también abre una amplia panorámica al fondo de las escenas. El panel central muestra a San Jerónimo, a su izquierda San Antonio y a su derecha San Giles, tres santos de gran devoción medieval.



El panel central muestra a San Jerónimo penitente en oración ante el Crucifijo, a su alrededor numerosos símbolos del pecado, empezando por los restos de un templo pagano esparcidos a su alrededor, dos animales parecidos a dos ratas enfrascados en una pelea,...


El panel izquierdo muestra a San Antonio en un ambiente nocturno en el que aparecen numerosos incendios (fuego de San Antonio, ver la explicación en “Las tentaciones de San Antonio” de Lisboa) al tiempo que el Diablo le tienta de diversas formas entre ellas con la imagen de la Reina de los Diablos.


El panel derecho muestra a San Giles, santo francés que abandonó el mundo para dedicarse a la oración en los bosques de Nimes acompañado únicamente de una cierva, que es su símbolo. Numerosas iglesias de la zona llevarán su nombre y su cueva es lugar de peregrinación. La flecha en el pecho indica la manera en que murió, por la flecha accidental de un cazador.


Tríptico del Juicio Final” (¿?, Akademie der Bildenden Künste, Viena), una de las obras que realizó probablemente en una etapa intermedia de su carrera. En El Juicio Final narrado por el Bosco los salvos tienen poco protagonismo, de hecho parecen pocos con respecto a los condenados. La parte alta del panel central muestra a Cristo en majestad que viene como juez. La escena a sus pies se desarrolla en el Valle de Josafat, tal y como narra el Antiguo Testamento, y con la ciudad terrena de Jerusalén en llamas al fondo (Joel 4, 2-12). La Tierra aparece confundida con el infierno que se desarrolla en la parte baja del lienzo. En el caso de las penas del infierno podemos encontrar algunas correspondencias entre las penas que sufren en el infierno y los pecados cometidos, como es el caso del que aparece en una sartén siendo cocinado por un demonio que se identificaría con la gula, junto a él otro aparece forzado a beber de un barril sostenido por varios demonios, una mujer aparece sobre el tejado rodeada por una serpiente y amenizada por un demonio músico, otros aparecen condenados a trabajar eternamente, otros golpeados por demonios sobre un yunque y quemados como metal, etc.



La hoja izquierda del Tríptico representa El Paraíso y la caída de los hombres y de los ángeles rebeldes. Las escenas de El Paraíso coinciden con las que veremos más tarde en la tabla del Museo del Prado. En primer plano la creación de Eva, en plano medio la tentación y al fondo la expulsión del Paraíso. En el cielo se observa la caída de los ángeles rebeldes y sobre ellos Dios en Majestad. La inclusión de estos temas del Génesis y de la tradición judeo-cristiana en una composición sobre el Juicio Final es novedosa, al igual que el resto del Tríptico.

La hoja derecha del Tríptico muestra el Infierno: Entre la fauna del infierno ya propia de las representaciones de El Bosco, éste introduce nuevas especies cada vez más aterradoras, que son la conjugación de animales, personas y objetos inanimados. Personajes absurdos con cabeza y extremidades pero sin tronco, aves con piernas humanas, etc. Demonios tocando instrumentos musicales con sus cuartos traseros que parecen inspirados en los diablos descritos por Dante en “La Divina Comedia”. También se inspira en la tradición a la hora de representar el Infierno, con sus montes y ríos de fuego y la introducción de animales como sapos, culebras, lagartos, etc. que devoran las partes vitales de los condenados.

Reverso de las hojas de El Juicio Final: Pintadas en grisalla, representan a Santiago el Mayor y a San Bavón. Las imágenes contrastan por su equilibrio y serenidad con el anverso de la pintura. La de Santiago se sitúa sobre un fondo de paisaje profundo, con algunos detalles como el de la pelea de dos hombres. Santiago aparece con la vara, el sombrero y la concha propias de los peregrinos compostelanos.


Reverso de la hoja derecha representa a San Bavón, en este caso en una escena de interior que se abre al fondo por medio de una ventana a un paisaje urbano. Se trata de un personaje noble que después de haber llevado una vida irregular, al quedar viudo, experimentó la conversión y se convirtió en ermitaño.

San Juan Evangelista en Patmos” (1504-5, Staatliche Museen, Berlin). Muestra a San Juan Evangelista en la Isla de Patmos, rodeado de un paisaje idílico mientras escribe el libro del Apocalipsis. Curiosamente el Bosco no aprovecha el tema para incluir escenas apocalípticas, salvo la imagen de un dragón en la parte inferior derecha con toques ligeramente humorísticos y un barco en llamas a la izquierda. Un ángel dicta al santo que observa arrobado una imagen de la Virgen María entre las nubes. A los pies del Santo aparece un halcón que es el ave que lo simboliza y que guarda los escritos del santo del ataque de los demonios.



Reverso de San Juan en Patmos: Se trata de un tondo que muestra en el centro la imagen de un pelícano alimentando a sus crías y a su alrededor escenas de la Pasión de Cristo, todo ello en grisalla (técnica de pintura en tonos monocromos que imitan formas escultóricas y que se emplea también en los bocetos), que son los que utiliza El Bosco en los reversos. El pelícano es uno de los símbolos tradicionales de Cristo, se trata de un ave que alimenta a sus crías con su propia sangre pinchándose el pecho. La parte superior representa el Calvario y debajo las escenas de Getsemaní, la prendición y el interrogatorio de Caifás.



Tentaciones de San Antonio” (Museo del Prado, Madrid). Se trata de un tema recurrente en el Bosco, ya que se trata de uno de sus santos preferidos. En este caso lo muestra placidamente en oración rodeado de un paisaje luminoso. Para muchos estudiosos este cuadro no es del Bosco ya que se aparta de otros modelos utilizados por el autor, especialmente en los detalles. Pero el conjunto si nos refiere al Bosco y los detalles simbólicos así lo traslucen. En este caso no utiliza el fuego como símbolo del Santo.


San Jerónimo Penitente” (1505, Museum voor Schone Kunsten, Gante). Muestra el enfrentamiento entre el bien y el mal, la carne y el Espíritu con un transfondo claramente medieval. En primer plano aparece el santo en penitencia, y detrás suyo se abre un amplio fondo paisajístico que nos muestra al pintor como maestro también en este campo. Lo que rodea al santo es un paisaje más oscuro y amenazador, lleno de simbolismo que contrasta con la belleza y serenidad del fondo.


El Juicio Final” (1506-1508, Alte Pinakothek, Munich). Se trata de un fragmento de una pintura mayor y muy deteriorada. Muestra los tormentos del infierno tal y como es habitual en el Bosco.

"Las Tentaciones de San Antonio” (1506, Museu Nacional de Arte Antiga, Lisboa). Se considera una de las obras maestras de El Bosco. Probablemente ésta pintura perteneciera a la colección de El Escorial. El tema central se basa en la vida y tentaciones de San Antonio, uno de los santos preferidos de El Bosco. San Antonio el Grande (s. III-IV) fue un santo eremita egipcio que se retiró a orar al desierto tras la muerte de sus padres y vender todas sus posesiones. Se le considera el fundador del monacato. Durante la epidemia de erisipela en Europa en el s. XI, conocida como “fuego de San Antonio”, intercedió desde el Cielo en la curación de muchos enfermos. Durante su estancia en el desierto sufrió el ataque demoníaco en forma de tentaciones sobre todo de carácter sexual y físico. Se trata en conjunto de representar los problemas que más acuciaban al hombre del siglo XV-XVI: la preocupación por el pecado, la llegada del Anticristo y el inminente regreso del Cristo como Juez. En medio de toda esta realidad, San Antonio mira al espectador transmitiendo un mensaje de reconciliación y esperanza.



El panel central muestra a San Antonio en adoración frente a una capilla realizada en una cueva que era una tumba y en la que aparece Cristo Resucitado. Los muros de la capilla muestran escenas de la adoración al becerro de oro y una serie de hombres ofreciendo regalos a un mono entronizado que simbolizan la idolatría, mientras que una procesión de israelitas ofrecen racimos de uvas como símbolo de Cristo llevando la Cruz. A esta tumba-capilla llegan demonios que vienen de diferentes partes del mundo que representan todos los pecados de la humanidad. Al fondo una aldea en llamas que fue aquella que sufrió por una plaga llamada “Fuego de San Antonio” (erisipela), enfermedad originada por el consumo de cereales infectados y que provoca alucinaciones en los que la sufren que se identifican con ataques demoníacos, y por cuyas víctimas oró San Antonio. San Antonio mira al espectador haciendo el gesto de bendición y subrayando que es mediante la oración mediante la cual se superan todos los males. Junto al santo una pareja elegantemente vestida da de beber a los que acuden a la gruta simbolizan la realización de una misa negra. Es uno de los cuadros de El Bosco en el que mejor se ve su gusto por los colores pastel y luminosos, pero utilizándolos para representar el absurdo que no es otra cosa que el pecado: animales y humanos mezclados y en simbiosis subrayando lo repugnante y lo bajo del ser humano.


Se dice que San Antonio fue atacado en el desierto por un grupo de demonios que lo dejan inconsciente y fue dado por muerto, por lo que fue enterrado y de nuevo los diablos lo arrebatan y lo llevan volando, su tormento terminó cunado la Luz de Dios iluminó la tumba y los demonios salieron huyendo. La hoja izquierda del Tríptico muestra sobre el Puente a un supuestamente muerto San Antonio que es llevado por miembros de su orden, acompañados por una figura que para muchos es el autorretrato de El Bosco. Bajo el puente se encuentran tres diablos que conspiran contra el Santo y una curiosa figura de pájaro que va sobre patines. Frente a los personajes que cruzan el puente se encuentran otros demonios que parecen dirigir a un personaje a la entrada de un burdel que no es otra cosa que la parte posterior de un hombre en cuclillas desnudo. San Antonio aparece también en el Cielo, volando sobre el cuerpo de un demonio que quiere arrebatarlo mientras otros demonios con aspecto de insectos zumban a su alrededor.


La historia de San Antonio continúa con la aparición mientras se bañaba en el río de una mujer que se hace pasar por una mujer santa y virtuosa, que al final resulta ser una reina demoniaca cuando intenta seducir al santo. La hoja derecha muestra a la Reina Diabólica agarrando sus partes íntimas con falsa modestia y rodeada de su corte infernal y una extraña criatura que parece una rana bebe vino en una copa que le sirve un diablo, mientras el Santo, en meditación, mira hacia otro lado donde se encuentra una mesa cuyas patas son cuerpos de hombres desnudos y un demonio que toca una extraña trompeta e invita a una fiesta diabólica. Al fondo la ciudad del Diablo en la que hay un gran foso donde nada un dragón que aparece atacado por un joven. En el cielo un extraño pez volador lleva a una pareja.



La parte posterior de las hojas laterales que se cierran sobre el panel central muestran imágenes de la Pasión de Cristo: a la izquierda el Arresto de Cristo en Getsemaní y a la derecha el Camino del Calvario. Se corresponden estas escenas con los sufrimientos de San Antonio en el anverso. La escena del Huerto de los Olivos se corresponde con el ataque de los demonios a San Antonio, mostrando la misma violencia.


En la hoja derecha del reverso del Tríptico encontramos la escena de la captura de Cristo en Getsemaní, en primer plano vemos a Pedro cortando la oreja del guardia del templo, a su izquierda Judas huye con las 30 monedas de Plata, y al fondo vemos cómo los guardias del templo arrestan al Señor que aparece caído ante la violencia de la escena. Sobre la montaña aparece de forma simbólica un cáliz, aquel del que Cristo bebería por la salvación del Mundo.


La hoja derecha muestra a Cristo cargando con la Cruz ayudado por el Cireneo, caído, lo que permite a la Verónica limpiar su rostro con el paño. El cortejo de soldados muestra su impaciencia por continuar el camino. En primer plano aparecen los dos ladrones, Dimas y Gestas, hablando con sendos frailes que parecen darles el Sacramento de la Penitencia, lo cual es claramente anacrónico.


El Paraíso y el Infierno” (1510, Museo del Prado, Madrid). Se trata de las dos hojas laterales de un tríptico adquirido por Felipe II. En el lado izquierdo vemos el Paraíso y el mal invadiendo el mundo con una composición prácticamente identica a la del Tríptico del Juicio Final de Viena. La Creación de Eva, al fondo, aparece seguida de la tentación de Adán, en la zona media, y la expulsión del Paraíso en primer plano. En la parte superior vemos la caída de los ángeles rebeldes que son representados como una marabunta de insectos que se precipitan a la Tierra. Dios Padre aparece sentado en majestad en la parte superior de la representación. En el lado derecho vemos escenas del Infierno. El Bosco representa los horrores de la misma manera que lo venía haciendo tradicionalmente: demonios espantosos mitad humanos mitad animales aplicando a los caídos todo tipo de torturas por toda la eternidad. El autor es el que mejor representa los horrores que habían atormentado a los hombres de la Edad Media y que con la evolución lenta hacia el Renacimiento pueden ser plasmados con mayor realismo ya sea por la técnica como por la evolución del pensamiento humano.

"El Juicio Final" (Colecciones Particulares). Nos ha llegado dos tablas que podían formar parte de un Tríptico dedicado al Juicio Final y del que hay una copia realizada por Herri Met de Bles. La primera tabla sería un fragmento de "La Salvación de los Justos" que decoraría una de las hojas del Tríptico.


"La muerte de los Réprobos" (Colección particular), es el segundo fragmento de éste Tríptico atribuido al Bosco y que formaría parte de una de las hojas dedicada al infierno.



El Juicio Final” (Groeninge Museum, Brujas). El Bosco muestra en esta obra como en ninguna su crítica hacia la estupidez humana que hace de este mundo un infierno incluso antes de la llegada del Juicio Final. Se inspira para su realización en la imaginería y la llena de carga simbólica. Sin datación exacta, se suele situar entre las obras realizadas a principios del siglo XVI.




Tríptico de la Adoración de los Magos” (1510, Museo del Prado, Madrid). Nada sabemos del destino original de éste Tríptico, salvo que fue encargado por las familias Bronckhorst y Bosshuyse, de las que tampoco sabemos gran cosa. La datación no es segura. El Panel central muestra la representación de la Adoración de los Magos, de la que hay varias copias en Bonn, Avignon, Filadelfia y Amsterdam.


En primer plano encontramos a María, sentada de forma suntuosa y con el niño sobre su regazo que muestra a los magos que se presentan ante Él de forma solemne, como haría un sacerdote ante el altar. El ambiente que rodea la escena no es sin embargo, majestuoso, ya que se trata de una casa semiderruída. El rey mago pone a los pies de María una representación del Sacrificio de Isaac, que no es otra cosa que el símbolo de la Pasión de Cristo. El cuello del segundo rey muestra el encuentro entre Salomón y la Reina de Saba y la esfera de plata del rey negro representa el homenaje de Abner al rey David. Detrás de la puerta aparece la figura de otro personaje coronado que observa la escena, los que le acompañan muestran rostros hostiles, lo que puede significar que se trata de Herodes y sus consejeros o para algunos el Anticristo y sus seguidores, lo que se ve reforzado por las figuras demoniacas que aparecen entre sus piernas.

La parte alta muestra a los pastores que se asoman a ver al niño subiendo al tejado del Portal, se trata de una manera poco común de representar la adoración de los pastores que contrasta con la solemnidad de los magos. El fondo muestra el paisaje en el que introduce la ciudad de Jerusalén, y entre el Portal y la ciudad hay una taberna abandonada y un ídolo pagano. Aparecen también dos grupos de jinetes que se dirigen uno contra otro. Parece que toda la escena se vea rodeada de los peligros del mal frente a la bondad del nacimiento del Salvador.



En la hoja izquierda del Tríptico aparece el donante Pieter Bronckhorst de rodillas, que lleva la capa de armas de la familia, acompañado por San Pedro. Al fondo la figura de San José sentado frente a una hoguera y detrás de él un muro derrumbado muestra el Palacio derruido del Rey David en la ciudad de Jerusalén, es el simbolismo entre lo nuevo y lo antiguo, la Nueva Ley y la Antigua Ley. Los campesinos que bailan simbolizan la vida carnal.




La hoja derecha del Tríptico muestra a Santa Inés con Inés de Bosshuyse, esposa del donante de rodillas. El fondo muestra cómo un oso y un lobo atacan respectivamente a un hombre y a una mujer, se trata de los peligros de los que Santa Inés libra a los que la veneran.


El reverso de las hojas laterales del tríptico muestra la Misa de San Gregorio, con el Santo de rodillas frente a un altar sobre el que se encuentra la imagen del Ecce Homo, y que a su alrededor representa imágenes de la Pasión de Cristo. En pequeño tamaño, en primer plano la imagen del padre del donante, Pieter Bronckhorst, que había fallecido poco antes.


Cristo cargando con la Cruz” (1515-16, Museum voor Schone Kunsten, Gante). Considerada una de las obras maestras de El Bosco. Muestra gran dramatismo que se refleja en los rostros, especialmente el de Cristo, con sus ojos cerrados y humillado, rodeado por las feas y burlonas caras de sus acusadores. Se trata de una composición novedosa, es el primer autor que realiza una representación en primer plano de tan gran número de rostros que al tiempo son muy expresivos, se trata de reflejar la lucha entre el bien y el mal, mezclando rostros llenos de sufrimiento frente a rostros cuajados de maldad, casi demoníacos. En el extremo inferior izquierdo aparece la Verónica portando el lienzo con el rostro de Cristo impreso.


Cristo Cargando con la Cruz” (Palacio Real, Madrid). Un tema reiterado por El Bosco, pero en esta ocasión lo suaviza más, ya que las caras no muestran tantos gestos caricaturescos como en cuadros anteriores sobre la Pasión. Nos muestra a un Cristo que interroga al espectador, como es costumbre en sus obras religiosas, la figura de Simón de Cirene como un hombre anciano que le ayuda a llevar la cruz, tras él se aglomeran un grupo elevado de personajes de feos rostros, tal y como representa El Bosco a los que crucificaron a Cristo. Al fondo, donde abre un fondo de paisaje que representa Jerusalén, María se derrumba sobre San Juan ante la escena. El conjunto es de gran colorido, mostrando la maestría del autor en éste aspecto.


Adoración del Niño” (Wallraf-Richartz Museum, Colonia, Alemania)


Alegoría de la Gula y la Lujuria” (Yale University Art Gallery, New Haven), en la época medieval la lujuria y la gula estaban íntimamente unidas : "Sine Cerere et Libero friget Venus" (“Sin Ceres y Baco, Venus se congela”), lo que indica que la una lleva a la otra, se trata de una de las predicaciones más comunes de la época medieval. La gula se personifica en los bañistas en la parte superior izquierda que se encuentran junto a un barril de vino, otro hombre nada junto a la orilla cegado por un plato de comida que está sobre su cabeza. A la derecha, dentro de una tienda, una pareja se encuentra iniciando un ritual amoroso mientras beben una copa. En primer plano y repartidos por el suelo aparecen vestiduras, zapatos, cinturones,... como si alguien hubiera estado desnudándose a la entrada de la tienda.